MINI-CRISIS DEL DÓLAR: EL DES-GOBIERNO & LA I-LIQUIDEZ GLOBAL
AM | @agumack
Por primera vez desde finales de los 1990s, un gobierno (o des-gobierno) argentino enfrenta una fuerte baja en las condiciones de liquidez global. Me refiero al stock de bonos del Tesoro estadounidense en poder de todos los bancos centrales, además de los ítems que, en el activo del balance de la Fed, componen el rubro "Fed credit". Esta medición, bautizada Liquidez Dolarizada Global (LDG), crece al 2.77%, un ritmo que no veíamos desde mayo de 2001, cuando Domingo Cavallo —dotado de super-poderes, nota bene— dicta la convertibilidad ampliada y la canasta de monedas que anticipan el colapso de 2001-2002.
Cuando Néstor Kirchner asume el poder, la LDG estalla como nunca lo había hecho: +14.03% en agosto de 2003, +22.30% en agosto de 2004, +52.30% en abril de 2009. La Argentina conoce entonces el mayor turnaround de toda su historia económica: en pocos meses, el precio de la soja se multiplica, las tasas de interés interbancarias en dólares colapsan (de 6.5%, con precios en baja, a 0.25%, con precios en alza), y el dólar se desploma en el mundo. ¡Totalmente inédito! Pero ahora resulta que, de la mano de una renovada crisis europea y de un cambio en el patrón de acumulación de Treasuries de China, el panorama de la liquidez global vuelve a modificarse [ver]. El dólar se afirma [ver], los commodities caen [ver]: éste es el marco para entender la nueva mini-crisis financiera argentina.
Un modelo distinto: 2001 a 2012
La crisis de 2001 puede verse como el resultado del colapso en la competitividad derivado del alto costo del capital y del trabajo. El primero depende fundamentalmente de la percepción de los ciudadanos sobre la seguridad de sus posesiones; y esta percepción depende a su vez de factores institucionales — independencia judicial, gobierno legal (y no por decreto), libertad de prensa. La calidad institucional, seriamente vulnerada por Carlos Menem, no mejora bajo Fernando de la Rúa: coimas en el Senado, juez Liporaci, super-poderes a Domingo Cavallo. Cuando éste último decreta la convertibilidad ampliada, el pánico se apodera de los ahorristas: las tasas de interés vuelan. ¡Justo con el super-dolar y la convertibilidad 1 a 1!
Super-costo del capital, super-costo del trabajo, hiper-desempleo: a finales de 2001 llega la crisis fiscal provocada por el colapso en la recaudación. Una megadevaluación es necesaria: 2002. A partir de ahí (y hasta 2011), las empresas tienen 'aire' gracias a la devaluación; el boom de liquidez global infla el precio de la soja y permite generosos subsidios a empresas y al público; los más osados compran bonos argentinos. En otras palabras: los Kirchner pueden darse el lujo de des-gobernar. Con el correr de los años, el deterorio institucional se profundiza [ver]; la inseguridad —física, jurídica, sobre las posesiones— es cada vez mayor. Mientras tanto, la inflación —resultado directo de la falta de independencia del banco central— agrava el panorama de competitividad por el lado de los salarios.
A menos que vuelva otro round de Quantitative Easing (QE) en los Estados Unidos, o que renazca Bretton Woods II [ver], el escenario benigno en materia de liquidez global parece ser cosa del ... pasado. Si este esquema de interpretación es correcto, debe quedar claro que el propio des-gobierno de la Sra. Kirchner es el que "invita" al mercado cambiario a la devaluación: nadie puede competir con super-tasas de interés y —al mismo tiempo— super-salarios en dólares.
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