Soy, como muchos, un lector habitual de La Ciencia Maldita, el blog de Lucas Llach (@lucasllach). En líneas generales, el Prof. Llach no es partidario de las explicaciones "institucionales" en lo referido a la economía y al desarrollo [ver]. Uno de sus autores preferidos es Jared Diamond, un académico cuyas ideas —tampoco favorables a explicaciones de tipo institucional— han generado cierto revuelo (*). Pero creo haber sorprendido a ambos en una interesante contradicción. La semana pasada, Jared Diamond fue protagonista de La Contra, un espacio de La Vanguardia dedicado a entrevistas a personalidades del arte, las ciencias y las letras que se presentan en Barcelona.
* * *
El Sr. Diamond se ha fijado como objetivo rehabilitar los idiomas, las creencias y el modo de vida de los 'pueblos originarios'. Me parece muy bien; seguramente hay mucho por aprender de ellos. En particular, se ha especializado en Papua Nueva Guinea. Pero ahora viene lo interesante. El académico admite que los habitantes de Papua Nueva Guinea han pasado gran parte de su historia masacrándose mutuamente en "horribles guerras tribales" (con canibalismo incluido, agrego yo).
No solo eso: también reconoce que "el Estado australiano" les ha permitido poner fin a estas guerras. ¡Notable! Porque Australia es justamente uno de los países mejor gobernados del mundo — es decir, un país dotado de contrapesos institucionales que dan seguridad a la vida, a la libertad y a las posesiones [ver]. ¡Montesquieu 100%! ¿No está el Sr. Diamond negando su propia tesis? ¿Es posible promover el modo de vida de los 'pueblos originarios' sin sus continuas guerras tribales?
Preguntas, preguntas.
(*) Su obra más conocida es Guns, Germs and Steel. The Fate of Human Societies. New York: W.W. Norton, 1999.
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