Friday, April 10, 2015

THE WALKING DEAD

AM | @agumack

"This is the real world, Bob" — Rick Grimes

Admito que estoy leyendo poco. No es por ver series en TV. Me cuesta 'engancharme' con las series; les tengo poca paciencia. Sé que hay gente seria diciendo que las series desplazarán definitivamente a la novela. Es muy posible. El otro día ví parte del último capítulo de la quinta temporada de The Walking Dead. Los protagonistas se han refugiado en una comunidad que practica una especie de democracia 'Jeffersoniana', carente de un poder central fuerte. Quieren vivir "de manera civilizada", en palabras de su líder.



Lo de democracia 'Jeffersoniana' merece una aclaración. La idea tiene sentido como referencia a los escritos de juventud de Thomas Jefferson, incluyendo las Notes on the State of Virginia, admiradas en Buenos Aires —y parcialmente traducidas— por Mariano Moreno [ver]. Pero una vez elegido presidente, Jefferson aprovechó los poderes del gobierno central (mal llamado 'federal') para duplicar de la noche a la mañana el tamaño de los Estados Unidos con la compra de Luisiana a Napoleón, en 1803. Y no apreciaba nada la independencia de la Corte Suprema bajo John Marshall. ¡Muy poco 'Jeffersoniano'!

* * *

Volvamos a The Walking Dead. Al final del último capítulo, una situación de emergencia —causada deliberadamente por un miembro de la comunidad— obliga a Rick, el protagonista principal, a ejecutar a un individuo y a asumir poderes extraordinarios. ¿Por qué digo todo esto? Porque noto cierta laxitud entre muchos comentaristas con respecto a las nociones de democracia y república. En 2003 David Hendrickson causó cierto revuelo al caracterizar la fundación de los Estados Unidos como un "Pacto de Paz", es decir como un acto de autoridad política necesario por razones de seguridad (*). Hendrickson tiene razón. No seamos ingenuos. El poder político es necesario por una cuestión elemental de seguridad y estabilidad; de hecho, el poder ejecutivo fuerte y uni-personal es lo que une la idea griega de gobierno mixto y la concepción moderna de la división de poderes.

Creo que muchos autores —incluyendo académicos liberales— no lo están entendiendo. Volveré sobre el asunto con referencias bien concretas. Gracias Rick, gracias Walking Dead.

(*) David C. Hendrickson. Peace Pact: The Lost World of the American Founding. University Press of Kansas, 2003.
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3 comments:

  1. Cuando habían pasado dos meses sin posts, estuve por preguntarte por el o los motivos. Por suerte, hoy me encontré con no sólo uno, sino dos artículos. Interesantes como siempre.
    Me alegra que hayas vuelto a publicar, Agustín! Saludos,

    Federico

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  2. Hola Federico. Gracias por el comentario. Efectivamente estuve un largo tiempo out. Estoy enseñando 8 cursos en la facultad! Son muchas horas de clases, y yo preparo **cada clase** de manera individual. Me encantaría hacer como la mayoría: hablar en base a un Power Point de hace 10 años, cobrar el sueldo y listo! Pero resulta que no puedo hacerlo. Tengo que mejorar cada clase, incorporar noticias, ideas, etc. Por eso me cuesta (al menos) el triple que los demás profesores! Pero no me sale de otra manera! Intentaré continuar escribiendo, aunque ahora que terminan las vacaciones de Pascuas se me viene la locura de clases + examenes!!!

    Un abrazo,

    Agustin

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  3. Un minuto nomás, Agustín. Tu respuesta me lleva a pensar que deberás tener genes idénticos a los que impulsaban a Kant. Cuentan que sus clases siempre atraían más alumnos que sus colegas, porque sus explicaciones eran interesantísimas, profundas, amenas. Eso era así porque Kant no se sujetaba a los manuales (los que eran "obligatorios" por el número de alumnos); él decía que sus cursos eran no para aprender filosofía, sino a filosofar.

    Así es cómo me imagino tus 8 aulas; ¡como me gustaría concurrir a cualquiera de ellas! - Hors concours, claro está (un examen menos) -:)

    Federico

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