Saturday, April 6, 2013

VLADIMIR PUTIN, O LA PARADOJA DEL EQUILIBRISTA
"The term 'balance of power' is the key to understanding Mr Putin" — Alexandr Dugin

AM | @agumack

Fue en un seminario en la Universidad de Ámsterdam, allá por 2005. Un estudiante de PhD presentaba un trabajo sobre las virtudes de Metternich como "equilibrista" internacional. Yo acababa de terminar mi tesis (de MA) sobre "Charles de Gaulle and the Deconstruction of the U.S. Dollar", que ganaría ese año el premio del Roosevelt Study Center en Middelburg. "¡Lo entendí!", me dije a mí mismo; "Ésta es la gran paradoja de los que buscan el equilibrio de poderes a nivel internacional: fracasan porque no admiten el equilibrio de poderes ... en casa".

La ausencia de equilibrio en el orden doméstico los debilita tanto en lo económico-financiero —moneda débil, ausencia de crédito— como en materia de soft power.  Esta idea no me ha abandonado desde entonces. Cada tanto reaparece en mi mente cuando oigo hablar del equilibrio de poderes a nivel internacional, como está sucediendo ahora con la avalancha de libros y artículos sobre Vladimir Vladimirovitch Putin (*). El Sr. Putin, nos informa Alexandr Dugin, es antes que nada un realista: "The term 'balance of power' is the key to understanding Mr Putin's version of conservatism, which will define politics in his third and presumably fourth term". Ahí lo tiene: un realista en busca del equilibrio de poderes — un Metternich, un de Gaulle.

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Estos líderes suelen hacer un buen trabajo inicial de deconstrucción. La denuncia de los privilegios del dólar por Charles de Gaulle sigue siendo una obra maestra. Al igual que el líder francés en los 1960s, Vladimir Putin lamenta las insuficiencias crónicas de la divisa estadounidense, que considera una "inapropiada" moneda de reserva internacional. Esto es muy cierto. Pero enseguida llega la paradoja: De Gaulle trataba a la Banque de France como un apéndice del poder ejecutivo; Vladimir Putin acaba de nombar a su allegada Elvira Niabullina en el banco central, en reemplazo del super-independiente Sergey Ignatyev. Equilibrio afuera, pero no adentro.

La lucha de De Gaulle contra el dólar es un ejemplo clásico de soft-balancing contra los Estados Unidos. La "Doctrina Putin" reconoce explícitamente la importancia del soft-power; pero el presidente parece creer que su defensa de los "valores democráticos universales" y de los "derechos humanos" en Rusia le otorga una importante dosis de este elusivo poder. Por otra parte, su respuesta en términos de soft-balancing —la participación de Rusia en el banco de los Brics, como contrapeso al Banco Mundial— luce mucho más tímida que cualquier iniciativa del enérgico De Gaulle.

El equilibrista internacional no ofrece soluciones duraderas, por una simple razón: no admite el equilibrio de poderes doméstico. No quiere un banco central independiente, ni un Parlamento fuerte. Se auto-condena así a un escenario de moneda débil, altas tasas de interés e inseguridad sobre las posesiones. (Vea el estrepitoso fracaso de Hugo Chávez, equilibrista amateur). En declaraciones hechas ayer antes de su viaje a Holanda y Alemania, Vladimir Putin lamenta la "expropiación de los inversores" en Chipre. Justo cuando están por cumplirse diez años del affaire Khodorkovsky...

(*) Alexandr Dugin: "What the world needs to understand about Putin", Financial Times, 13 de marzo de 2013; Ariel Cohen: "The Kremlin's World", New York Times, 6 de abril de 2013.
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