Saturday, November 21, 2020

FRENOS Y CONTRAPESOS EN ESPARTA: PAUL RAHE & NICOLAS RICHER (I)

AM | @agumack

- Nicolas Richer. Sparte. Cité des arts, des armes et des lois. Paris: Perrin, 2018, 478 páginas.

- Paul A. Rahe. The Spartan Regime. Its Character, Origin, and Grand Strategy. Yale University Press, 2016, 212 páginas [VIDEO].

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"Spartans! Tonight we dine in hell", grita el rey Leonidas en la película 300 dedicada a la batalla de las Termópilas. La película es particularmente apreciada por una franja de trasnochados xenófobos-misóginos con escasa cultura histórica, muchos de los cuales adhieren a milicias abiertamente racistas. Pero 300 también ha contribuido, a su manera, a renovar el interés académico por Esparta. La razón es fácil de entender. El auge del populismo de izquierda y derecha, con su énfasis en la división de la sociedad y la desenfrenada lucha partidaria, estimula el estudio de esta extraña sociedad —en auge hace 2500 años—, que privilegiaba antes que nada la unidad y el espíritu del bien común.

Esparta es el primer caso histórico de un esquema institucional basado en los frenos y contrapesos provistos por un sistema político que divide el poder en tres elementos: monárquico, aristocrático y democrático. En base a un detallado estudio de las fuentes originales —en particular Heródoto, Tucídides, Xenophon, Platón, Aristóteles, Polybios, Plutarco y Pausanias— dos grandes especialistas, el francés Nicolas Richer y el estadounidense Paul Rahe, analizan en detalle lo que sabemos de la historia y de las instituciones de Esparta. El otro especialista-top es el inglés Paul Cartledge, ampliamente citado por Richer y Rahe [1].



Esparta: gobierno mixto y contrapesos institucionales
En la época clásica —de los siglos VI  a IV—, Esparta presenta lo que PR (Paul Rahe) denomina "an elaborate system of balances and checks". De entrada, la terminología es interesante. ¿Porqué balances and checks en lugar del más usado checks and balances? Creo que hay una respuesta. PR combina historia política, militar y diplomática. No cree en esquemas 'armados' de aplicación universal (implícito en la expresión checks and balances), algo que muchos —erróneamente, en mi opinión— utilizan para criticar la idea más importante de la ciencia política. Es un rasgo que comparte con Nicolas Richer (NR). Para ambos autores, el régimen de Esparta en la época clásica refleja un desarrollo histórico específico, sin aplicación universal, resultado de circunstancias particulares y no de un Deus ex machina.

Es sin dudas la parte más interesante de los libros. ¿Hay un Licurgo histórico, como se creía hasta bien entrado el siglo XIX de nuestra era? ¿Cómo lo creía, en el Río de la Plata, Mariano Moreno? [ver]. PR no lo descarta por completo. Tampoco descarta la idea de un viaje de este semi-mítico fundador a la isla de Creta, hacia mediados del siglo VIII, donde se origina la idea del rule of law, tal como figura en la Leyes de Platón. Este Licurgo, tío del niño-rey Charillos y regente de Esparta, introduce la gerousia —el aristocrático consejo de ancianos— para limitar el poder de los monarcas. Porque Esparta tenía dos reyes. En Platón y en Plutarco, dividir la autoridad del monarca al introducir la 'doble corona' fue el primer freno o check. El esquema se completa en el siglo VIII, probablemente bajo el rey Theopompus, con la introducción de una nueva institución, esta vez de carácter democrático: los éforos.

Es difícil imaginar, dice PR, que los éforos sean el producto de una decisión espontánea de la clique oligárquica para auto-limitar su poder. Aquí las cosas se ponen particularmente interesantes—el desarrollo histórico entra en escena. Los éforos llegan por una buena razón. Para lograr el control militar efectivo de Laconia (el sur-este del Peloponeso), y luego de Mesenia, Esparta necesita muchos guerreros. También hay enemigos al norte del Peloponeso: en Argos (noreste) y en Arcadia (noroeste). Los hombres aceptan pelear. Pero exigen, a cambio, tierras y poder político. En definitiva, el mando monárquico es frenado por la autoridad aristocrática, y la autoridad aristocrática es frenada por el poder democrático. Los reyes, casi sagrados, 'descienden' de Heracles y de Zeus. Los miembros de la gerousia provienen de las familias más antiguas y destacadas. Los éforos vienen del pueblo guerrero. Son 'clases sociales' distintas. Es la idea de πολιτεία μικτή (politeía mikté, régimen mixto).

A más guerras, más necesidad de combatientes, y más reformas democráticas. El éforo Chilon, a mediados del siglo VI, parece haber reforzado la autoridad del elemento democrático. Para que una población de menos de diez mil hombres (en condiciones de pelear) controle todo el sur del Peloponeso, la polis necesita organizarse como un gran campamento militar. De ahí los rasgos conocidos como propiamente 'espartanos' de la sociedad: la educación (παιδεία) de los varones, basada en el programa de agōgē (ἀγωγή) que inculca una férrea disciplina, la fortaleza (y belleza) corporal, la parsimonia, la obediencia, el valor, el ejercicio físico y el entrenamiento militar, el control del miedo y de las emociones, la capacidad de resistir al hambre, al sueño y al frío [2]. Los bebés juzgados defectuosos son eliminados. Kαλὸς κἀγαθός: bello y bueno. Los 300 individuos que mejor superan las pruebas integran el cuerpo selecto de ἱππεῖς, guerreros de élite que acompañan a los reyes en sus campañas militares.

Uno de los elementos más sorprendentes es el papel central de la homosexualidad. Para fortalecer el esprit de corps, cada joven que supera las distintas etapas de su formación tiene asignado un 'tutor' que lo somete sexualmente. Más tarde, ya como espartano à part entière, será a su vez el tutor de un joven al que también someterá sexualmente. En otras palabras: muchos espartanos —tal vez la mayoría— eran homosexuales, primero pasivos, luego activos. Las (muy) íntimas relaciones entre guerreros los llevaban a luchar como uno, defendiéndose mutuamente y limitando las pérdidas en combate. A las mujeres recién casadas se les cortaba el pelo para evitar sorpresas al marido. Una vez consumado el acto, el marido regresaba a dormir con sus compañeros de armas. Y así hasta cumplir 45 años. En Política, Aristóteles criticará el descuido en la educación de las mujeres (1270a 14-15). 

Imperio de la ley
A esta extraña ciudad la ciencia política debe muchos términos e ideas. Una de esas es la noción de 'imperio de la ley' o rule of law. La idea será retomada por Aristóteles, y de ahí llegará —muchos siglos después— a James Harrington y luego a John Adams. El imperio de la ley aparece formulado en un famoso pasaje de Heródoto (7.104.4) citado por PR y NR. El ex-rey Demaratos advierte al empeardor persa Xerxes que los espartanos son los mejores guerreros cuando pelean juntos, porque son hombres libres pero sujetos a la ley: 

ἔπεστι γάρ δεσπότης νόμος 

Nicolas Richer: "Ils ont un maître, la loi" (p. 238); Paul Rahe: "The law is placed over them as a master" (pp. 208-209). Es lo que indican los términos ἔπεστι (estar por encima), δεσπότης (déspota) y νόμος (ley). Obedecer a la ley y a sus representantes es de vital importancia—es la manera de lograr la disciplina necesaria para mantener la unión, indispensable frente al riesgo permanente de guerra en el norte y de sublevación de los pueblos semi-libres (periecos o Περίοικοι, habitantes de la periferia) y de las poblaciones subyugadas del sur (los ilotas de Laconia y los mesenios del sudoeste). Otra expresión que nos lleva a Harrington y Adams aparece en Política 1272b5. Aristóteles describe la autoridad de los éforos espartanos y de los kosmoi cretenses y muestra su preferencia por un procedimiento que ocurre "legalmente y no por autoridad de los hombres":

κατά νόμον ἤ κατ᾽ἀνθρώπων βούλησιν

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Además del desarrollo histórico de las instituciones políticas de Esparta, uno de los méritos de los libros de DR y PR es el realismo. Claramente, ambos simpatizan con Esparta. Pero llaman la atención sobre las enormes dificultades que supone mantener semejante igualitarismo frente a la tentación natural de la acumulación de riqueza. (Esta será, en 1787, la principal crítica de John Adams al régimen de Esparta). Los espartanos no podían salir del territorio ni dedicarse al comercio. No se autorizaban visitantes del resto de Grecia. Usaban una moneda de hierro sin valor intrínseco. Se vestían igual. Comían juntos. Sus casas eran modestas—al menos por fuera. Aristócratas o guerreros: todos se consideraban ὅμοιοι, semejantes. Este sentido de comunidad (κοινωνία) les permitía evitar la 'stasis', el enfrentamiento permanente dentro de la polis (el equivalente de nuestra 'grieta'). En verdad, no eran semejantes: los reyes tenían inmensas fortunas (propiedades, oro atesorado), y muchos aristócratas también.

Cuando llegan las guerras de la época clásica —contra los persas (480-479) y contra Atenas (431-404)—, los espartanos entran en contacto con la opulencia del mundo exterior. El deseo de acumular riqueza, siempre latente, se intensifica. En el siglo V se relajan las leyes sobre la herencia de tierras. PR, que estudia de cerca la propiedad de la tierra en Esparta, se refiere a una general liberalization of property law at Sparta al finalizar la Guerra del Peloponeso (p. 46). La propiedad de la tierra se concentra en pocas manos. Se debilita la demografía—un clásico de la opulencia. Xenophon y Aristóteles hablan de oligantropía o retroceso demográfico. NR muestra cómo el 'comunismo' de Esparta termina por agravar la desigualdad. En 465, un terremoto destruye miles de vidas. Los ilotas se rebelan. El 'modelo' resiste, pero las señales de decadencia se intensifican tras el triunfo (pírrico) contra Atenas en la Guerra del Peloponeso.

Esparta hoy 
¿Qué queda hoy, 2500 años después del auge de Esparta, de esta polis tan particular? Paul Cartledge la define con los términos aplicados por Winston Churchill a la Unión Soviética: a riddle, wrapped in a mystery, inside an enigma [ver]. Podemos señalar algunos puntos en particular. Snapshots, dice el Prof. Cartledge. No mucho más. Lo primero que salta a la vista es la diferencia —ya señalada por el Pericles de Tucídides—, entre Esparta y Atenas. Atenas es la polis del comercio libre, innovación, riqueza, prosperidad, literatura, escultura, pintura, teatro, filosofía y creatividad. Nadie puede imaginar los logros de Tucídides, Sócrates, Platón, Xenophon, Aristóteles (un no-ateniense formado en Atenas), Sófocles, Eurípides y tantos otros en un régimen como el espartano. En términos de ruinas, no queda prácticamente nada de Esparta. Atenas tiene el Acrópolis. Las preferencias parecen claras.

Pero Atenas es imperialista y actúa con extrema crueldad. (Nicolas Richer subraya este punto). Esparta, en cambio, se presenta como garante de la libertad de las demás poleis. A finales del siglo VI, Esparta comienza a actuar contra las tiranías griegas (incluida la de Atenas). Sabe que jamás tendrá los recursos necesarios para dominar el resto de Grecia. Lo que ofrece es protección a los 'oligarcas' de Hellas contra los tiranos, y contra los invasores del exterior. A cambio, pretende obtener ayuda en caso de problemas en su propio territorio. Son los comienzos del federalismo—estudiados de cerca por James Madison, Alexander Hamilton en Federalist Papers, y en el Río de la Plata por Mariano Moreno. Gobierno mixto, contrapesos institucionales, imperio de la ley o rule of law, federalismo: es casi imposible imaginar la ciencia política moderna sin el estudio de Esparta.

Cuando Paul Rahe se refiere a the magnificience of Sparta's achievement (p. 120), no piensa en el heroísmo de las Termópilas, que tanto admiraba Jorge Luis Borges. Tiene en mente un hecho subrayado por muchos autores (el propio Moreno lo destacará en la Gazeta de Buenos-Ayres): la estabilidad de su régimen político. Entre finales del siglo VI y comienzos del siglo IV, Atenas conoce la tiranía, la isonomía, la democracia, la demagogia, la oligarquía, y el regreso a la democracia. Mientras tanto, Esparta mantiene su régimen de contrapesos institucionales. Tanto PR como NR destacan el papel del éforo Chilon. Según PR, fue reconocido como un de los 'Siete sabios de Grecia', y es el autor del célebre dictum μηδὲν ἄγαν, más conocido en su versión latina Ne quid nimis—"Nada en exceso". (Es también, según mis primos, el lema de la familia Mackinlay en Argentina). 

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[1] Paul Cartledge dedicó gran parte de su carrera académica al estudio de Esparta; su último libro es Democracy. A Life (Oxford University Press, 2018, segunda edición revisada). Los señalamos en Contrapesos por su defensa del sorteo como principio democrático vs. la elección como principio oligárquico [ver]. 

[2] A nivel personal, admito que cuido mucho mi cuerpo. Lo hago por razones estéticas y éticas. Quiero decir: cuidar la salud corporal (y mental) permite evitar gastos —e impuestos— innecesarios para la sociedad. Equivale a actuar con sentido espartano de κοινωνία, vida en común. Sin haber comido de noche (ayuno intermitente 5/7), me levanto a las 5:00, medito, hago ejercicios de respiración, luego gimnasia y ducha fría. Termino con un poco de aceite corporal—y una gran sen
sación de alegría para comenzar el día a las 6:00. ¿Disciplina es libertad? Puede ser.
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