Tuesday, April 15, 2014

C. BRADLEY THOMPSON SOBRE JOHN ADAMS: EL SIGNIFICADO DE LOS CONTRAPESOS

AM | @agumack

"All Men would be Tyrants if they could" — John Adams

Me gusta escribir reseñas de libros recientes. Pero no me queda más remedio que hacer una excepción con el excelente libro que C. Bradley Thompson dedicó en 1998 a John Adams (*). El espectacular éxito en lo económico y social de Europa del Norte, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, y el no menos espectacular fracaso de Argentina, Venezuela y Ucrania (para citar un pocos) vuelve a poner el acento sobre la idea más importante en la historia de la ciencia política: checks and balances, o frenos y contrapesos. Abogado, constitucionalista y revolucionario, John Adams es el escritor que más claramente expone esta idea en sus cartas, panfletos y libros.

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Pero su gran obra, A Defence of the Constitutions of the United States (1787), jamás alcanza el éxito de El Federalista. (Thompson lo explica en términos de las diferentes audiencias de estos libros). Adams no fue un presidente popular: perdió la re-elección frente a Thomas Jefferson en 1800. A partir de ahí, los Republicanos dominaron la escena: re-elección de Jefferson en 1804, y dos mandatos sucesivos para James Madison (1809-1817) y James Monroe (1817-1825). Desde entonces, Adams fue visto como el representante de una tendencia conservadora, incapacitado para para captar el espíritu igualitario de las Revoluciones de finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX.

Naturaleza humana y gobierno mixto
No pienso en estas líneas resumir la vida de Adams. Para eso recomiendo el libro de David McCullough, John Adams (New York: Simon & Schuster, 2001), o la serie John Adams de HBO. Solo me concentraré en el pensamiento político del abogado de Massachusetts. Uno de los logros de C.Bradley Thompson consiste en recordar hasta qué punto las ideas de Adams derivan de su minucioso estudio de la naturaleza humana. Desde este punto de vista, la 'arquitectura' de los checks and balances pretende reflejar —canalizando lo bueno y frenando lo malo— la realidad de la inmutable naturaleza humana.

Adams basa gran parte de su visión política en las categorías 'griegas' reseñadas por Herodoto, luego desarrolladas e ilustradas por Tucídides, Platón, Aristoteles y Polibio: democracia (the many), aristocracia (the few), monarquía (the one). ¡Todas la sociedades reflejan de manera natural esta distribución! El pueblo es la parte más importante — pero está sujeto a ataques pasionales de envidia y resentimiento. La aristocracia 'natural' contiene a los individuos más creativos y talentosos — pero su deseo ilimitado de reconocimiento y riquezas es particularmente peligroso. Finalmente, alguien debe ejercer el mando — pero esta persona tendrá una tendencia natural a concentrar en sus manos la suma del poder.

La solución consiste en mezclar o combinar estos tres elementos. De esta manera, los intentos de usurpar el poder por parte de uno de los elementos serán contra-arrestados por la acción de los demás. (La idea fue insinuada en el Río de la Plata por el gran Mariano Moreno: volveré sobre este punto en otro momento). Sin gobierno mixto, la democracia degenera en anarquía, la aristocracia en oligarquía, y la monarquía en tiranía. (Adams presta particular atención al peligro de desliz aristocracia-oligarquía). El gran desafío del constitucionalismo consiste en hacer compatible la antigua teoría del gobierno mixto con la idea moderna de la división de poderes.

División de poderes y gobieno mixto: la innovación de Adams
Cuando estudiábamos con Le philosophe en Ámsterdam las ideas de división de poderes y gobierno mixto, quedábamos perplejos por la dificultad de conciliar la división funcional del poder —ejecutivo, legislativo y judicial— con la idea del gobierno mixto, que presupone distintos 'tipos' de ciudadanos. Aquí reside, creo yo, la principal virtud del libro de C. Bradley Thompson. Contrariamente a lo que se dice, Adams no privilegia el gobierno mixto en detrimento de la división de poderes.

Es cierto que escribe más sobre el gobierno mixto, pero es porque anticipa —con fenomenal presciencia— las consecuencias del uni-cameralismo: inseguridad, guerra, despotismo y destrucción en escala masiva. ¡Fue exactamente lo que sucedió en Francia! La solución para Adams consiste en un poder ejecutivo independiente y fuerte (con poder de veto, mando sobre las fuerzas armadas, e importantes poderes de nombramientos), un poder judicial independiente, y un poder legislativo bi-cameral. El gobierno mixto reaparece gracias al bi-cameralismo, con el Senado poblado por los miembros más talentosos y ambiciosos de la sociedad.

El Senado, para Adams, permite otorgar un reconocimiento especial a la aristocracia 'natural', pero a la vez aleja a algunos de estos individuos de la peligrosa tentación de volver a ejercer el poder. (Por eso en Chile se debatió nombrar senadores vitalicios a los ex-presidentes: equivalía a colmarlos de honores, pero también a alejarlos de otras tentaciones). Paralelamente a esta arquitectura institucional, Adams reconoce la importancia fundamental de tolerancia religiosa y de la libertad de prensa. También piensa en distintos reconocimientos y premios para alentar las virtudes cívicas y la educación.

¡Contrapesos es progreso!
Adams polemiza toda su vida con Condorcet y los revolucionarios franceses. Éstos reconocen la importancia de la división de poderes, pero menosprecian el gobierno mixto. Ya en 1791, el estadounidense anticipa el fracaso del experimento francés, y pronostica el restablecimiento del bi-cameralismo. (Sucedió en 1795). El problema de la división de poderes sin gobierno mixto es que peca de una ingenua concepción de la naturaleza humana, siempre proclive —en particular en los individuos más audaces— a la acumulación ilimitada de honores, riquezas y poderes.

C. Bradley Thompson muestra bien que Adams, lejos de rechazar la idea de república, pretende adaptarla al mundo real de la ambición y voluntad infinita de poder. Contrariamente a Jefferson y Madison (dueños de esclavos), Adams favorece la máxima extensión posible de la propiedad de la tierra y del principio de representación. (Le hubiera causado espanto la incapacidad de la Argentina de canalizar institucionalmente a las masas de inmigrantes en la primera mitad del siglo XX; en cambio, no le hubiera sorprendido el éxito del populismo en vulnerar la representación mediante 'listas-sábana' y candidaturas 'testimoniales' ).

En junio de 1813, en una carta a Jefferson, Adams escribe: "Checks and Ballances, Jefferson, however you and your Party may have ridiculed them, are our only Security, for the progress of Mind, as well as the Security of Body" [ver]. Es decir: ¡los contrapesos son necesarios para la seguridad física de las personas! La república es precisamente el régimen político que mejor defiende la seguridad sobre la vida, la libertad y las posesiones [ver]. Comentando a su mujer Abigail los linchamientos en Massachusetts en 1773, Adams deplora que la gente actúe de manera tiránica como juez en su propia causa, pero advierte que eso siempre sucederá en ausencia de poderes equilibrados.

En momentos en que la Argentina, con su pésima nota en el Índice de Contrapesos, se ve envuelta en penosos episodios de linchamientos, vale la pena recordar a John Adams y su visión de la política y la naturaleza humana.

(*) C. Bradley Thompson. John Adams & The Spirit of Liberty. University Press of Kansas, 1998.
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1 comment:

  1. Exelente!, muchos miles debieran lleer tu blog para entender que es lo que pasa en este pais con el poder politico y de que manera se impiden los contrapesos.
    Gracias.

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