"Checks and balances are our only security" — John Adams
[1] Vargas Llosa. Mario Vargas Llosa suele escribir, una vez al año, sobre las bondades de su ayuno en la Clínica Buchinger en Mallorca. La versión 2014 es particularmente interesante, porque el escritor deja entrever su visión de la naturaleza humana (*). Estos son algunos de los términos que utiliza: "...tensiones instintivas y efervescentes que son la raíz de las violencias humanas ... lo que hay de primitivo y bestial en el ser humano ... una máquina de matar ... su innata violencia en bruto .... una fuerza destructiva organizada capaz de aniquilar al adversario ... bestia despiadada, ávida de deseos -algunos elevados y otros sanguinarios."
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Esta es exactamente la idea subyacente en el concepto de contrapesos institucionales. El deseo de poder —y la violencia que siempre lo acompaña— no conoce límites en el ser humano. Por eso el poder político, que es necesario, deber ser domesticado, dividido, compartimentado. El Sr. Vargas Llosa parece preferir una solución individual, no institucional:
El sosiego individual y, como proyección máxima, la civilización y la paz [...] Si los miles de millones de bípedos de este planeta dedicaran cada mañana media hora a hacer Qi Gong habría acaso menos guerras, miseria y sufrimientos y colectividades más sensibles a la razón que a la pasión que -ya no es imposible- podría terminar despoblándolo.
Una utopía increíblemente ... elitista. ¿Quién puede darse el lujo de pasar varias semanas por año ayunando? ¿Quién trabaja mientras tanto? De todas maneras, aplaudo el diagnóstico del Sr. Vargas Llosa sobre la naturaleza humana. Me parece infinitamente superior, por ejemplo, al de los auto-denominados 'libertarians', que imaginan un mundo de individuos racionales y calculadores, sin necesidad de Estado, ya que el libre cambio los transforma mágicamente en seres pacíficos. (No hay mujeres libertarians: ellas conocen mejor nuestra naturaleza).
(*) Mario Vargas Llosa: "Apaciguar a la bestia que llevamos dentro", La Nación, 25 de agosto de 2014.
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[2] Rusia. Muy interesante nota del Financial Times sobre el eterno problema de la falta de rule of law en Rusia (*). Si algo queda claro, es que en ausencia de contrapesos institucionales no hay ni puede haber seguridad sobre la vida, la libertad y las pertenencias: "Many Russian businesses continue to structure themselves under offshore holding companies in order not to fall under Russian law. 'There is no real rule of law in Russia, and you can never be sure that your property rights will be protected', says a senior executive at one of Russia's largest conglomerates."
Otra queja habitual es "the lack of efficiency in the judicial system". Todo esto es bien conocido; hemos escrito muchas veces sobre Rusia en Contrapesos. Lo verdaderamente interesante es que el propio poder está al tanto del problema (el Financial Times menciona a Andrei Belousov, asesor económico de Vladimir Putin). ¿Entenderá el Sr. Putin que el rule of law significa, entre otras cosas, dejar que los tribunales de justicia actúen de manera independiente? Es muy improbable. Ante un dilema similar, 240 años antes, Denis Diderot escribía sobre Catalina II de Rusia: "Un despote ne doit pas recevoir du crédit" [ver].
(*) Kathrin Hille: "Putin supports moves to boost Russian climate for investors", Financial Times, 30 de mayo de 2014.
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