Friday, September 18, 2020

ANACICLOSIS ARGENTINA: UN NUEVO CAPÍTULO

AM | @agumack  

"The judges will be appointed by their party" — John Adams

El término anaciclosis o anakyklosis (ἀνακύκλωσις) aparece por primera vez en el Libro VI de las Historias de Polybios. O mejor dicho: en los fragmentos que nos quedan del Libro VI. Los historiadores del gobierno mixto están, en general, de acuerdo sobre las carencias de Polybios como filósofo político. El autor de las Historias está lejos, por ejemplo, del nivel de Aristóteles (*). Pero esto no disminuye el valor de este texto, que Wilfried Nippel califica como zweifellos das bekannste und dogmengeschichtlich folgenreischte Beispiel einer antiken Mischverfassungskonzeption ("... sin dudas el más conocido y, desde el punto de vista de la historia del pensamiento, el más exitoso ejemplo de una concepción antigua de constitución mixta") (†). 

* * * 

Anakyklosis es el ciclo de decadencia y renacimiento de los regímenes 'simples', es decir: no mixtos. Siguiendo una larga tradición griega, Polybios insiste en verla como un fenómeno κατὰ φύσιν, que ocurre de manera natural (qué magnífica expresión: nunca resisto a la tentación de citarla). Como todo en la naturaleza, los regímenes cambian con el tiempo. Tienen su auge y decadencia. Solo la mezcla de principios constitucionales —monarquía, aristocracia, democracia— puede frenar el proceso de decadencia. Volveré sobre el tema en las notas sobre Wilfried Nippel [ver]. Ahora quiero comentar una versión 'moderna' de la anaciclosis. La presenta John Adams, en 1787, en el tercer tomo de Defence of the Constitutions of the United States [ver]. 

Argentina y la anakyklosis
La versión de John Adams tiene un interés particular para nosotros. Adams está convencido de haber descubierto la llave de lo que sucederá siempre —tarde o temprano— en toda democracia 'simple' con parlamento uni-cameral. Por eso su visión de la anakyklosis se aplica a la Argentina de 2020. Nuestro regimen político es 'simple' por dos razones: (a) el elemento meritocrático es prácticamente inexistente: no hay independencia judicial ni banco central independiente; (b) la crónica debilidad del poder ejecutivo 'borra' el principio monárquico. Y es uni-cameral 'de facto' —que es lo que importa— aunque no 'de iure' [ver]. En otras palabras: nuestro regimen carece de robustos contrapesos institucionales

Así las cosas, la anakyklosis se desarrollará, de manera más o menos inevitable, de la siguiente manera:

[1] Un sistema 'winner-takes-all'. En ausencia de contrapesos institucionales, el liderazgo político —en una democracia 'simple' con legislativo uni-cameral— no tarda en percibir la enorme recompensa a su alcance: la suma del poder político. Lo que está en juego en cada elección es simplemente fenomenal: el control de las provincias, de la justicia, del banco central, de la prensa, del comercio. Es un sistema winner-takes-all [ver]. Problema: el tamaño de la recompensa crea un enorme incentivo al fraude electoral. 

[2] Dos partidos se enfrentan. En la competencia por el poder y sus recompensas, dos partidos 'aristocráticos' se organizan: uno muy agresivo, otro más moderado. Hoy: kirchneristas y macristas. Puede sorprender la inclusión de kirchneristas como parte de los ἄριστοι. Pero es lo que percibe el δῆμος. Y lo hace por una buena razón: su incapacidad política lo lleva a calificar de 'excelentes' a los que gobernaron en un tiempo de bonanza, aún si —como en este caso—, la bonanza no fue creada por los 'K', sino por la fenomenal suba en el precio de las materias primas entre 2002 y 2009.

[3] El partido agresivo triunfa. Tras su victoria electoral, el partido agresivo intenta hundir a la competencia. Todo vale: nepotismo, capitalismo de amigos, corrupción en gran escala para controlar la justicia y la prensa. (Como anticipando Argentina, Adams incluye a los actores). La ambición aristocrática no descansa hasta lograr la destrucción completa de sus adversarios. Los demagogos del partido mayoritario proponen 'default' de deudas y reparto de tierras. El reparto de cargos a los amigos y el uso de la justicia para su enriquecimiento los convierte en oligarcas.

[4] El ejecutivo, la última barrera. ¿Qué hará el titular del poder ejecutivo? ¿Tendrá valor suficiente para frenar al partido agresivo? ¿Sabrá defender la independencia y la dignidad del cargo que le ha sido confiado por el δῆμος? El día 17 de septiembre de 2020, el presidente Alberto Fernández firmó los decretos sobre el alejamiento de tres jueces a cargo de causas de corrupción contra la Sra. Fernández de Kircher, la líder del partido agresivo. Al hacerlo, abdicó de hecho. No hay más poder ejecutivo en Argentina.

¿Cómo sigue la anakyklosis? Mejor no preguntar. Si la historia sirve de guía, el panorama es desolador. Con la renuncia de Alberto Fernández a ejercer el poder ejecutivo, lo poco que quedaba en términos de seguridad personal se desvanece. La virtual renuncia del presidente acentuará el vacío de poder. Cualquiera se auto-atribuirá facultades que no le corresponde. Veremos escenas de violencia.

¡A cuidarse!

(*) Es la opinión, por ejemplo, de Jean Terrel. La Politique d'Aristote. La démocratie à l'épreuve de la division sociale. Paris: Vrin, 2015. El Sr. Terrel compara la 'mezcla' en Aristóteles y Polybios y llama la atención sobre el análisis mucho más sofisticado del primero.

(†) Wilfried Nippel. Mischverfassungstheorie und Verfassungsrealität in Antike und früher Neuzeit (Bochum: Klett-Cotta, 1980), p. 19.
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