EL ARTE DE COMPRAR TIEMPO
Por The Banker
A veces ser un outsider es muy divertido. Siempre me impresionó la rivalidad entre británicos, franceses y alemanes en la discusión de temas económicos. Me resulta difícil entender la vehemencia de los enfrentamientos, más propia de un partido de fútbol que de una discusión intelectual. Pareciera que cada una de las partes disfrutase de la desgracia ajena.
Los ingleses se ríen de la recientemente anunciada “Solución Alemana” al problema de los activos tóxicos en cartera de los bancos por considerarla una simple treta contable. Los bancos alemanes podrán transferir sus activos tóxicos a vehículos legales separados, permitiendo de este modo reconocer las pérdidas en un período de veinte años.
Los nuevos vehículos legales comprarán activos estructurados a 90 centavos por euro, su valuación actual en los balances. Estos vehículos se fondearán con deuda nueva que venderán a los mismos bancos y que tendrá garantía del gobierno. El gobierno enfrentará costos visibles solamente en el caso en que los nuevos vehículos legales quiebren.
El propósito es mejorar la situación financiera de los bancos y aumentar los incentivos para que comiencen a prestar nuevamente, contribuyendo así a la recuperación del nivel de actividad. La adopción de este mecanismo es voluntaria. Si todo sale como el gobierno lo prevé, los vehículos podrán vender los activos estructurados en el futuro cuando los precios se recuperen.
Si bien coincidimos en que la solución alemana es fundamentalmente una treta contable, nos preguntamos cuánto más pueden hacer los gobiernos a esta altura cuando los electorados se resisten a comprometer fondos públicos adicionales en el rescate de instituciones financieras.
El tamaño del problema es tan grande, que ningún país puede digerirlo de una sola vez. A pesar que muchos bancos centrales, reguladores y banqueros alaban la solución sueca a la crisis bancaria de 1992, nadie se anima a implementarla. Separar el “banco bueno” del “banco malo” requiere reconocer el tamaño del problema, algo que parece ser demasiado peligroso en estos días.
Los banqueros ingleses, que tanto se ríen de sus colegas alemanes, cierran los ojos y sueñan que el costo de la crisis no superara 3,5% del PBI, aun cuando el FMI y otros organismos han estimado un costo varias veces superior.
Hola hola!
ReplyDeletebueno, pero a esta solución, le llamamos, en Alemania, bad bank, o sea, hemos dicho que hemos creado un bad bank...
muchos saludos, muy bueno el nuevo blog!
PS: Olvidé quién era The Banker...