LA COLUMNA DE F & C. ¡SOMOS TODOS AFRICANOS! (THORBECKE & LOS "ALBERDIANOS" MODERNOS)
Por Agustín Mackinlay (*)
Acabo de terminar el largo ensayo del historiador E. H. Kossmann sobre Johan Rudolph Thorbecke (1798-1872), el político-historiador que diseñó la constitución holandesa de 1848 [1] [ver]. Las reflexiones que siguen son tal vez un poco apuradas; pero esta es la columna de un blog: no es un ensayo académico. Me permito entonces ofrecer estas líneas audaces (y sujetas a modificaciones) como base para el debate y la reflexión. Tras leer el ensayo de Kossmann, no puedo evitar un par de preguntas: ¿Cuál es la responsabilidad del historiador frente a los problemas del presente? ¿Qué camino práctico debe recomendar el analista del pasado al hombre de acción de hoy? Un esbozo de respuesta a estos interrogantes tal vez nos ayude a entender mejor la relevancia o irrelevancia —para la Argentina del siglo XXI— de lo que Mariano Grondona llama los "fundadores alberdianos".
Thorbecke y el papel del historiador
Tras sus estudios de literatura clásica en Amsterdam y Leiden, Thorbecke es nombrado profesor de historia en Gent (Bélgica actual). Kossmann provee un fascinante paralelo entre Thorbecke y el historiador alemán Franz Leopold Ranke (1795-1886). Ambos adhieren a la escuela del historicisimo o Historische Schule fundada por Friedrich Carl von Savigny. Frente a las generalizaciones abstractas del Iluminismo, Savigny pretende rescatar la vida, la individualidad y el desarrollo particular de cada pueblo, de cada nación, de cada época. Entusiasmados por esta nueva visión de la historia, Thorbecke y Ranke leen, estudian, enseñan, publican. La calma de esta etapa creativa finaliza en 1830 con la revolución de julio en Francia y con la independencia de Bélgica.
Profundamente conmovido por estos eventos, Thorbecke —orangista, conservador y calvinista— comprende la necesidad de entender a fondo el significado de la Revolución francesa de 1789; la crisis de 1830, desde su punto de vista, es una simple prolongación del desenlace de 1789. Fiel seguidor de la escuela histórica, Thorbecke busca definir cada época por su espíritu: antes de formular un programa de acción concreto, es necesario entender el Zeitgeist (o tijdgeest en holandés). La gran preocupación de Thorbecke es, en el fondo, de índole conservadora: ¿Cómo evitar otro 1789? ¿Cómo evitar el desliz despótico e imperialista que sigue a las revoluciones? ¿Cómo mantener la propiedad y la libertad? La respuesta es sorprendentemente ... ¡progresista! Si el Zeitgeist es la masiva extensión del sufragio, entonces el conservador astuto debe crear una arquitectura institucional capaz de canalizar el inevitable vendaval. Thorbecke impulsa la ampliación del sufragio, la responsabilidad institucional de los ministros, las mejoras en la representación.
Este es el discreto encanto del constitucionalismo holandés: anticiparse al tijdgeest para evitar el desborde populista. ¡Es el difícil arte de ser progresista y conservador a la vez!
¡Somos todos africanos!
¿Cuál es el Zeitgeist? Ésta es la gran pregunta. ¿Están los intelectuales argentinos anticipando sus consecuencias? ¿Es relevante la idea de los "fundadores alberdianos"? Si el Zeitgeist es (como creo) la cultura política del anti-autoritarismo, del anti-paternalismo y de la anti-jerarquía, entonces dudo que tenga sentido promover a pensadores occidentalistas y neo-darwinistas como Alberdi y Sarmiento. En la era de la conectividad y de los descubrimientos genéticos, el valor que se impone es la igualdad. Estudios de ADN parecen confirmar la hipótesis según la cual todos los humanos descendemos de africanos [2]. ¡Estos son los hallazgos que definen un Zeitgeist y una cultura política! Por esta razón, el tono anti-indígena y anti-gaucho de Alberdi y Sarmiento es percibido como la ... anti-modernidad.
Para bien o para mal, equivocadamente o no, el período 1860-1916 evoca recetas económicas (y no institucionales), despotismo ilustrado (y no democracia), república aristocrática (y no representación). Admito que todo esto es muy novedoso. Pero si estos argumentos tienen validez, y si los intelectuales captan el mensaje à la Thorbecke, entonces el momento de prepararse para el vendaval es ... ahora. Toda ola democratizante es por esencia centralizadora. Anticipando el cambio, Thorbecke refuerza la calidad de las instituciones municipales y provinciales: sabe que es la manera realista de mantener algo de descentralización antes del huracán igualitario. Para conservar la propiedad y la libertad, la Argentina necesita un liderazgo político adecuado al Zeitgeist profundamente anti-autoritario del siglo XXI. Dudo que la invocación a Alberdi y a sus seguidores sea la herramienta adecuada.
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(*) Associate professor de International Political Economy, Universidad de Leiden (Holanda). Drs. en Humanidades, Universidad de Amsterdam (cum laude); Advanced Studies in International Economic Policy Research, Kiel Institut für Weltwirtschaft. Premio Roosevelt Study Center 2006; Premio LA NACIÓN 1989 y 1991. Acabo de publicar El Enigma de Mariano Moreno. Fundación y Equilibrio de Poderes en la Era de las Revoluciones. Puede conseguirlo llamando al 15 3029-3647 o en la Librería 5 Esquinas, Libertad 1293, Capital Federal [Tel: 4811-9452; librería5e@gmail.com].
[1] H. K. Kossmann: "Thorbecke en het historisme", en su libro Geschiedenis is als een olifant (Amsterdam: Bert Bakker, 2005), pp. 257-300
[2] J. M. Ledgard: "We are all African now", More Intelligent Life, Vol. 2, No. 4, summer 2009.
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