Saturday, November 14, 2009

FRENOS & CONTRAPESOS. ¿CÓMO CAMBIA UNA CULTURA POLÍTICA?
"Un cambio, en suma, de cultura política" — Santiago Kovadloff

Por AM

Años de lecturas y de vida en el extranjero me han convencido de una idea: la Argentina no logrará generar prosperidad y mejores condiciones de vida para sus ciudadanos sin un cambio de cultura política. Tradicionalmente adversa a la idea de frenos y contrapesos institucionales, nuestra cultura política necesita evolucionar en una dirección más moderna, más siglo XXI. (Hace algunas semanas el filósofo Santiago Kovadloff pidió, justamente, un cambio de cultura política). Esta entrada presenta una serie de ideas, algo desordenadas, sobre las diversas maneras en que puede cambiar una cultura política. No todas tienen relevancia para la Argentina de hoy — afortunadamente.

[1] Devastadora derrota militar. Es el caso de tres de los mayores éxitos del siglo XX: Alemania, Japón y Corea del Sur. El cambio en la cultura política está documentado en el libro de John Dower Embracing Defeat: Japan in the Wake of World War II (Nueva York: Norton, 1999) [ver]. Temas similares están tratados por Wolfgang Schivelbusch en Die Kultur der Niederlage (Berlin: Alexander Fest, 2001) [ver]. En 1780, Denis Diderot escribe estas líneas escalofriantes: "Une nation [déchue] ne se régénère que dans un bain de sang". El Plan de Operaciones del Río de la Plata retoma textualmente la idea del enciclopedista: "Ningún estado envejecido o provincias pueden regenerarse ni cortar sus corrompidos abusos, sin verter arroyos de sangre". ¿No es acaso lo que está sucediendo en Irak?

[2] Fusión por absorción. Es el caso de la RDA, fusionada hace casi 20 años dentro de la exitosa República Federal Alemana. La Stasi, la odiada policía secreta del Este, ha desaparecido para siempre. Alemania es hoy el motor económico de Europa, y uno de los países mejor gobernados del mundo: figura séptimo en nuestro Índice de Frenos & Contrapesos Institucionales.

[3] Incorporación a una Unión. Hay que ver la velocidad a la que cambia la cultura política en Europa del Este. Bulgaria y Rumania deben cumplir estrictos criterios en materia de independencia judicial. Polonia debe asegurar la independencia de su banco central si desea adoptar el euro. Aquí, el papel jugado por la moneda única es el motor del cambio: los países que lo adopten verán un automático aumento en el costo de la mano de obra; en consecuencia, no tendrán más remedio que adoptar frenos y contrapesos para aliviar el costo del capital. (A notar, de manera similar, la incorporación del Banco Central do Brasil a las redes de acuerdos monetarios de swap).

[4] Liderazgo fundacional. Bruce Kuklick dedica dos secciones de A Political History of the USA. One Nation Under God (Nueva York: Macmillan, 2009) [ver] al cambio en la cultura política producido por el liderazgo de George Washington, Thomas Jefferson y John Marshall. Más que la Constitución de 1787, señala Kuklick, lo que impactó a los ciudadanos fue el comportamiento de estos líderes en situaciones de poder: Washington renunciando a la "re-re-elección" (¡los "K" ya están en eso!), Jefferson actuando como un ciudadano más en la Casa Blanca, y Marshall con el fallo 'Marbury v. Madison' de la Corte Suprema en 1803. (Si tengo tiempo escribiré una entrada sobre este fallo fundacional). En todos estos casos, la clave es la capacidad de auto-contención del liderazgo político.

[5] Conectividad. Es la tesis de Gordon Wood en The Radicalism of the American Revolution. Aquí el motor del cambio no es un evento ni un liderazgo, sino un proceso. Como tal, este proceso demora ... décadas. (Creo que el Prof. Wood está cambiando de perspectiva y que está prestando más atención al liderazgo). Un buen ejemplo actual es China. Poco a poco, la conectividad —comercial, financiera, cultural, digital— está cambiando la cultura política del gigante asiático. Naturalmente, también se necesita liderazgo para llevar adelante la decisión de conectarse. Para Thomas Barnett, el liderazgo de Deng Xiaoping a finales de los 1970s [ver] es más importante que el de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Juan Pablo II ... juntos.
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2 comments:

  1. AM, un comentario desordenado a tu entrada:

    Es cierto, pero lo que vos denominas "cultura política" es algo complicado de atrapar. Es siempre subjetivo y causa mucha dificultad de análisis. Instituciones -leyes- sin espíritu no tienen sentido y están condenadas a ser un sin-sentido. Pero quizás sea solo a través de ellas que pueda cambiar verdaderamente la cultura política. Vale decir, abusando por vez 10000 de Adams, "fresnos y contrapesos" . Ahora claro, para instaurarlos ó legislador virtuoso ó juego de equilibrios (esparta vs. roma diría Maquiavelo). Quizás no se puedan separar, y la discusión no tenga sentido...al final la frase a Jefferson la dijo Adams...será esa la cuesitón?.
    Es para pensar porque el afán por la virtud fundacional puede derivar en el enamoramiento de cualquier cosa....es dificil.
    Abrazo
    LP.

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  2. Le Philosophe.

    Claro que es difícil! Ahora veo que Cobos propone a Binner de vice : o sea, propone al tipo que votó el robo de las AFJPs! No hubo "shortage" de crisis-oportunidades en la Argentina : 1983, 1989, 2002. Pero nunca apareció el liderazgo fundacional. La única solución: escribir libros, ensayos, artículos, entradas. Informar, educar. Todo esto se está leyendo, te lo aseguro...

    Abrazo,

    Agustin

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