Por AM
Ámsterdam celebra los 400 años del Amsterdamse Wisselbank, o Banco de Ámsterdam. Marius van Nieuwkerk lo llama, tal vez con excesiva generosidad, "de moeder der centrale banken" — la madre de los bancos centrales (*). Creado en 1609 para asegurar la calidad del circulante metálico y para funcionar como clearinghouse, el Banco de Ámsterdam solamente emitía certificados de depósito. Prácticamente no prestaba dinero, salvo a la VoC, la famosa compañía de las Indias Orientales. Habrá que esperar el año 1665 para que un aventurero-financista-innovador sueco, Joachim Palmstruch, lance en Estocolmo el billete al portador. Los suecos fracasan, y el verdadero comienzo del billete tiene lugar con el Bank of England a partir de 1694. En un sentido, sin embargo, van Nieukerk tiene razón: el Banco de Ámsterdam tenía la escala necesaria para crear confianza. A lo largo del siglo XVII, el mundo civilizado contempla con asombro el éxito económico de los Países Bajos. En 1672, el embajador inglés Sir William Temple descubre el "secreto" del éxito holandés en su "best-seller" Observations on the United Provinces of the Netherlands: moneda sana, gobierno representativo, soberanía dividida — y el más completo rechazo al gobierno de un "hombre fuerte". El resultado: abundancia de capital, abundancia de crédito, y las tasas de interés más bajas de la toda cristiandad (2%/3%).
(*) Marius van Nieuwkerk. Hollands Gouden Glorie. De financiële kracht van Nederland door de eeuwen heen (Amsterdam: Becht, 2005), p. 118.
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