. Alejandro Nieto. El desgobierno de lo público (Barcelona: Ariel, 2008) [reseña]
Por AM
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Un libro que menciona palabras como "frenos y contrapesos", "frenos", "contrapesos institucionales", "cultura política", "desgobierno", "independencia judicial", "contrabalancear", "despotismo" y "degeneración" no podía quedar sin reseña en este blog. El desgobierno de lo público es uno de los libros más útiles e interesantes de los últimos años. Pero útil e interesante no significa optimista. Catedrático emérito de Derecho Administrativo de la Universidad Complutense de Madrid, el profesor Nieto describe sin piedad la corrupción que carcome a España y que —de mantenerse en los niveles actuales— puede dar lugar, según sus propias palabras finales, a una ... ¡revolución! Mi interés por el libro del Sr. Nieto proviene, claro está, de las profundas semejanzas con la situación de mi país. Las diferencias entre España y Argentina —la figura del Rey, los contrapesos autonómicos, el euro— no alcanzan para esconder la realidad común de la hiper-corrupción (y de una cultura política similar). Esta reseña se concentra en los puntos centrales del libro, dejando de lado aspectos que solamente conciernen a España. Mis pocos comentarios críticos no se centran en la economía política del Profesor Nieto (generalmente eficaz), sino en su bizarra e incomprensible "guerra" contra la erudición. ¡Pero vayamos a las cosas!
Desgobierno, corrupción & desliz: los grandes temas
Alejandro Nieto se propone iluminar una realidad conocida por todos: la corrupción. Es necesario abandonar la "ficción retórica" del Estado neutro como eficaz regulador: se trata de una simple formalidad. La realidad (informal) es menos alentadora: el Estado es un "aparato de dominación patrimonializado por un grupo reducido de gobernantes" (p. 33). En este contexto, la lucha política es un forcejeo entre oligarquías para la ocupación exclusiva del poder: "El poder se patrimonializa cuando sus titulares lo consideran como un bien propio y lo utilizan en beneficio particular o del partido" (p. 136). La personalización del poder es entonces el regreso "al feudalismo más profundo" (p. 131). Desde el punto de visa práctico, la consecuencia más visible es el "Estado comatoso", el "Estado hinchado", débil y siempre tironeado por oligarquías deseosas de repartirse el "botín". Decididamente, el Profesor Nieto ne mâche pas ses mots!
¿Cómo hemos llegado a esta virtual "colonización" del poder político por grupos "mafiosos" disfrazados de partidos políticos? La respuesta no sorprende: por el fracaso de los contrapesos. Alejandro Nieto analiza no menos de ocho tipos de contrapesos (pp. 98 a 113): burocráticos, políticos, institucionales, sociales, económicos, territoriales, internacionales y mediáticos. Cuando estos contrapesos son incapaces de contrabalancear las políticas de Gobierno (destinadas al saqueo sistemático), entonces se produce el desliz hacia el desgobierno. Este es, en pocas palabras, el argumento central de El desgobierno de lo público. Aunque el Profesor Nieto desprecie la erudición —más sobre este punto luego— el lector notará el tono "polibiano" del argumento: si ceden los contrapesos, habrá ... ¡desliz y degeneración! En palabras del autor: "Hoy vivimos en una situación de desgobierno en la medida en que los intereses del partido gobernante y los intereses personales de los gobernantes prevalecen de hecho sobre los intereses públicos que unos y otros dicen servir" (pp. 90-91).
El problema de la justicia y la "corrupción social"
La justicia merece un capítulo aparte en El desgobierno de lo público: aquí el autor despliega la excelencia de un método claramente influenciado por Montesquieu. De entrada, el Profesor Nieto destruye el argumento de la eficacia (propuesto, en la Argentina, por la Corte Suprema "menemista" en 1990): "La eficacia sin el contrapeso de la legalidad desemboca en el despotismo". ¡Brillante! A la manera de Hamilton, el autor afirma que "la importancia de los jueces en el aparato oficial de anticorrupción es sencillamente excepcional, ya que la Administración de la Justicia es la pieza que cierra el sistema" (p. 176). La independencia judicial es vista, correctamente, en su doble dimensión: institucional (el poder judicial como rama "co-igual" del gobierno) e individual (los jueces libres de "pasiones", como decía Mariano Moreno). Especialista en Derecho Administrativo, Alejandro Nieto conoce bien los diversos componentes de lo que llama el "desgobierno judicial" — la escasez de recursos, la extrema politización de los ascensos, y la paradoja de lo que Gretchen Helmke llama defección estratégica: jueces fallando en contra del poder de turno cuando "huelen" debilidad política (*).
No es la intención de Alejandro Nieto proponer recetas para salir de esta situación; sin dar muchas precisiones, llama a analizar los problemas desde una perspectiva pluri-disciplinaria; también destaca brevemente el papel de las redes digitales y de los blogs. Su pesimismo proviene, en gran medida, de lo que él mismo llama la "corrupción social": si todos los ciudadanos se acostumbran a prácticas corruptas, entonces no hay contrapeso institucional que valga. Por eso entrevé, al final del libro, la posibilidad de una "revolución" en España. Veremos. Queda espacio para mi único comentario crítico. En varias oportunidades, el Profesor Nieto anuncia —con bombos y platillos— su rechazo a la "erudición". Pero esta postura anti-libertaria contradice profundamente algunas de las más importantes enseñanzas del volumen. ¡Erudición es transparencia! ¡La erudición ilumina! El erudito menciona todas sus fuentes — aún si se trata de blogs. Al hacerlo, contribuye a la cultura política de la apertura y la conectividad — acaso el mejor antídoto contra el desgobierno y la corrupción.
Algunas citas. "[El partido político] es una cuadrilla de bandoleros que saquean al Estado sin preocuparse de lo que desde él puede hacerse en beneficio social (p. 91); Dentro del Estado oficial majestuoso y armónico descrito en la Constitución, en el que todo está pensado para defensa de los ciudadanos, hay otro Estado semiclandestino en donde realmente se desarrolla la vida pública (pp. 154-155); La corrupción acompaña al Poder como la sombra al cuerpo (p. 155); Nadie se toma las leyes en serio, y el que menos, el Gobierno (p. 225); Los tribunales son el contrapeso más importante del Poder, el freno de la arbitrariedad (p. 306); Una justicia ineficaz es plaga para la economía ya que la inseguridad jurídica, los costes y tardanzas de los pleitos arrastran unos perjuicios económicos graves (p. 313); Si el mismo arbitro queda implicado en la lucha, el equilibrio se arruina (p. 319); El poder político que mueve los hilos del aparato judicial tiende a ejercer de forma abusiva esta potestad [las sanciones] en el sentido de que premia a sus amigos con la garantía de su no uso y se gana a los neutrales con la esperanza de su tolerancia (p. 324); La corrupción generalizada es el desgobierno en estado puro ... poco valor tienen las condenas judiciales, tan escasas que no pasan de ser testimoniales (p. 337); Con el desgobierno judicial se cierra y sella el desgobierno de lo público" (p. 344).
(*) Gretchen Helmke. Courts under Constraints. Judges, Generals, and Presidents in Argentina (Nueva York: Cambridge University Press, 2005) [página] [ver] [reseña] [bio]. [Fuente de la foto: http://www.ariel.es/].
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