"... den vaderland getrouwe" — Wilhelmus
Por AM
- Wilhelmus. Hoy cerca de las 20:30 hora de Sudáfrica (y de Europa Continental), centenares de millones en el mundo entero escucharán el himno de los Países Bajos. Compuesto hacia 1570, al comenzar la "Guerra de 80 años" con España, es para mí uno de los más lindos himnos nacionales (el de Uruguay me sorprendió gratamente). Se trata de un poema-canción escrito en homenaje a Guillermo de Orange (1533-1584), el fundador de los Países Bajos. De ahí el título. Ésta es la estrofa cantada por los jugadores:
Wilhelmus van Nassouwe
benk ik van duitsen bloed,
den vaderland getrouwe
blijf ik tot in den dood.
Een prinse van Oranje
ben ik vrij onverveerd,
den koning van Hispanje
heb ik altijd geeerd.
Hay varias ironías en este texto. Por un lado, las ideas de "país" y "nación" no están claramente definidas hacia 1570; más Nassau que Orange, el príncipe posee tierras en Alemania; por eso el 'Wilhelmus' lo presenta como "de sangre alemana" (van duitsen bloed). Además, los rebeldes de Holanda y Zelanda deben cuidarse de ser percibidos como tales: jamás recibirían apoyo externo —de Inglaterra o de Francia— si fueran vistos como desleales. De ahí que el 'Wilhelmus' mantiene la ficción del honor debido al rey de España: den koning van Hispanje / heb ik altijd geeerd. Guillermo de Orange es presentado como un vasallo leal que no lucha contra Felipe II, sino contra los incapaces administradores del rey en los Países Bajos. Algo similar sucedía en la Revolución de Mayo con "nuestro amado Don Fernando VII". Hup Oranje! [P.B. R. de Geus. Oranje-Nassau en de vrijheid. Amsterdam: De Bataafsche Leeuw, 2003]
- El placer de las reseñas del 'Financial Times'. Cada vez más se confirma el status del Financial Times como EL diario de este comienzo del siglo XXI. ¡Indispensable! Desde hace un tiempo el diario obliga (¿contractualmente?) a sus columnistas a escribir reseñas de cuatro libros a la vez sobre un mismo tema: China en el siglo XXI, crisis ambientales en obras de ficción, la historia de los mundiales de fútbol, la filosofía del mal, etc. Y cuando los columnistas están muy ocupados, el FT 'invita' a un escritor profesional. Cada una de estas mega-reseñas ocupa una página entera y cuenta con unas 1.500 palabras. ¡Un placer! Hasta visualmente son agradables. Para la última edición, el historiador Justin Marozzi reseña cuatro volúmenes sobre el K2 y el Himalaya: Freddie Wilkinson. One Mountain Thousand Summits: The Untold Story of Tragedy and True Heroism on K2 (Broadway Books) [ver]; Graham Bowley. No Way Down: Life and Death on K2 (Viking) [ver]; Ed Viesturs. K2: Life and Death on the World's Most Dangerous Mountain (Broadway Books) [ver]; Walter Bonatti. The Mountains of My Life (Penguin) [ver].
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¿Cuál es la idea desde el punto de vista periodístico-económico? ¿Vender libros? No creo. Que yo sepa, ya no figura el aviso en letra chica sobre el descuento para los lectores que compran los libros a través del FT. Supongo que el objetivo de las reseñas es mantener el interés de los lectores apasionados por los libros. Es una manera de crear vínculos duraderos. Yo no me pierdo ni una de estas mega-reseñas. ¿No funcionaría en la Argentina? Sería como tener a Enrique Szewach o José-Luis Espert reseñando cuatro libros recientes sobre la crisis financiera, a Mariano Grondona reseñando cuatro libros recientes sobre historia de las ideas políticas en la Argentina, o a Lucas Llach reseñando cuatro libros recientes sobre el Mundial. Y todas las semanas así. ¿No pagaría Usted? ¡Yo sí! Y si a La Nación le interesa una reseña de cuatro libros recientes sobre Montesquieu ... ¡no tienen más que llamarme! (*).(*) Catherine Larrère. Montesquieu. Liberté, droit et histoire (Paris: Michalon, 2010) [ver]; Alain Cambier. Montesquieu et la liberté. Essai sur l'Esprit des Lois (Paris: Hermann, 2010) [ver]; Guillaume Barrera. Les lois du monde. Enquête sur le dessein politique de Montesquieu (Paris: Gallimard, 2009) [ver]; Rebecca E. Kingston. Montesquieu and his Legacy (State University of New York, 2009).
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Gran equipo el holandés. Ojalá que ganen, no por tener nada contra españa, sino porque siento mucha más simpatía por holanda.
ReplyDeleteYo toco el violín, voy a ver qué tal suena ese himno en mis manos.
(admito que la simpatía por holanda la desarrollé leyendo tu blog)
ReplyDeleteGracias Lobo. Y ni te cuento la simpatía que MUCHÍSIMA gente desarrolla en estos momentos por Uruguay!!!
ReplyDeleteAM
Agustín: Coincido con tu opinión sobre el himno nacional de Holanda. Muy buena la comparación de la lealtad hacia el "Koning van Hispanjen" con la de la Revolución de Mayo con el "Koning" Fernando VII.
ReplyDeleteSabrás que el himno tiene 15 estrofas, cuyas letras iniciales forman WILLEM VAN NASSOV (antigua escritura de Nassau). Se canta solamente la primera, pero ocasionalmente también la sexta, cuya letra me gusta más.
A raíz de tu entrada encontré en youtube una buena interpretación -ver enlace abajo- con texto. También en inglés, en el que vi una perlita: 'vroom' no es "brave", sino "pious". No sé cómo decírselo al que subió el video, porque cerró los comentarios.
Saludos,
Federico
http://www.youtube.com/watch?v=uIg9VaMBi9o&feature=related
Federico,
ReplyDeleteGracias por el YouTube, yo busqué y no conseguí ninguno muy bueno. Sabía los de las 15 estrofas y lo de Nassov, pero no recordada que a veces se cantaba la sexta estrofa.
El chiste aquí --antes de Alemania-España-- era que Oranje debería enfrentar en la final ó a los de "duitsen bloed" ó a los del "koning van Hispanje"...
Agustin
¡Impagable, la ocurrencia de vincular un himno nacional con un campeonato de fútbol!....
ReplyDeleteincreíble! no viste los posts que aparecieron en Espana en aquellos días preliminares al partido?
ReplyDeletecitaban una canción que, según ellos, era contra Espana? Y hablaban de la necesidad de que el duque de Alba volviera y etc., etc. de muy mal gusto todo, a mi modo de ver...
Lo que tú dices aquí ("Guillermo de Orange es presentado como un vasallo leal que no lucha contra Felipe II, sino contra los incapaces administradores del rey en los Países Bajos") es totalmente distinto a lo que decían en Espana...
Un abrazo!