Por AM
Esta mañana, el Banco de Japón inyectó liquidez con el propósito de mantener la tasa interbancaria entre 0% y 0.1%; también aumentó su programa de compras de activos de riesgo —certificados de depósito, bonos corporativos y fondos de acciones— en ¥ 5 trillion hasta cerca de ¥ 40 trillion (incluyendo bonos) [ver]. La respuesta del Banco de Japón nos dice todo lo que necesitamos saber sobre la actitud de los principales bancos centrales: toda crisis de flight-to-quality será inmediatamente 'contra-arrestada' con masivas inyecciones de liquidez. Cada vez que se deterioren la liquidez endógena y/o los indicadores de actividad económica a tiempo real, veremos nuevas compras de activos. Todo tipo de activos. En escala masiva.
Desde el mini-máximo de febrero, nuestro Índice de Liquidez micro bajó un 10%; mientras tanto, el ratio platino/oro (proxy a tiempo real de la actividad económica global) pasó de 1.37 a 1.23. ¿Respuesta de los bancos centrales? ¡Más compras de bonos y otros activos! ¡Más liquidez macro! Este será el pattern que los inversores deberán descontar de ahora en más. Cuatro breves comentarios:
[1] Riesgos. Somos argentinos, y le tememos a las masivas inyecciones de liquidez. El otro día en CNBC vi un 'rabino-trader', ex-asesor de Goldman Sachs, pronosticar enormes subas en las tasas de interés de largo plazo en los próximos años. (Yo agregaría: vea los $ 1.36 trillion de reservas de bancos comerciales en la Fed). Me encanta el 'rabino-trader': lo vi pronosticar con gran éxito en el pasado.
[2] Keynes y Mill. Aclarados los riesgos, me saco el sombrero frente a los bancos centrales. Hacen lo que pueden. ¿Bajo qué condiciones institucionales es posible realizar este tipo de operaciones? Creo que no hay duda: se necesita un marco de propiedad estable y bancos centrales independientes. En la Argentina, los episodios de flight-to-quality son inflacionarios (no hay moneda). En la OCDE, son deflacionarios. John Maynard Keynes es un hijo renegado de John Stuart Mill: sigue dando por supuesta la estabilidad de la propiedad. En la Argentina —territorio de Montesquieu-Galiani-Smith [ver], más que de Mill— el keynesianismo clásico es mucho más difícil.
[3] Pronósticos. A finales de 2010 comencé a pensar que las repercusiones de la alta inflación en China serían la raíz de la próxima recesión mundial. Luego vino la crisis de África del Norte y la brusca suba del precio del petróleo crudo. Y ahora el terremoto-tsunami-crisis nuclear en Japón. El mensaje es claro: pronosticar eventos puntuales sirve de muy poco. Lo más que podemos hacer es intentar definir las condiciones bajos los cuales los inversores deberían hacer tal o cual cosa.
[4] Argentina. La Argentina sigue apostando a la felicidad de la hiper-liquidez global y de la super-soja. La destrucción institucional sigue unabated — ni el Sr. Sanz se manifiesta en este sentido. Arriesgado, muy arriesgado. Como dice Enrique Szewach: "A la Argentina económica nunca le fue mal ante un shock externo positivo y, en cambio, nunca sobrevivió razonablemente a shocks externos negativos" (*).
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