Wednesday, March 9, 2011

TRIBUS & CORRUPCIÓN
"Sepárense los poderes y se mantendrá la pureza de la administración" — Mariano Moreno

Por AM

Uno de los artículos periodísticos más impactantes de 2010 provee una inquietante respuesta al interrogante: ¿Por qué la gente tolera la corrupción? (*). Analizando el caso puntual de Irak, el autor afirma que la hiper-corrupción es precisamente lo que la población espera en términos de lealtades tribales. Cuando una tribu accede a un poder SIN CONTRAPESOS, sus miembros esperan verse favorecidos por el saqueo sistemático de las instituciones del Estado. ¡Nada más natural! El resto de la población se mantiene quieta, por varias razones. Por un lado, diversos mecanismos —control de la justicia, de la prensa— son utilizados para forzar un ignominioso silencio (ver, por ejemplo, los esfuerzos del mafioso Guillermo Moreno para silenciar a quienes dicen la verdad sobre la inflación). Por otro lado, las demás tribus tienen paciencia; saben que —tarde o temprano, cuando cambien las condiciones de liquidez global— su turno llegará.

En otras palabras: la corrupción es tolerada en países en los que la lealtad se concentra en las tribus — no en las instituciones del Estado. Francis Fukuyama apunta decididamente contra este tipo de situaciones [ver]. ¿Pero no es acaso lo que está sucediendo en la Argentina? Recuerdo la campaña de Horacio Verbitsky en los 1990s contra la corrupción menemista. El Robo para la corona de José-Luis Manzano era en realidad un "robo para la tribu". Ahora que su tribu ha logrado un poder sin límites [ver], el Sr. Verbitsky parece menos preocupado por la hiper-corrupción reinante. (Por otra parte, uno imagina la multiplicacion de las lealtades tribales en las provincias). En Dinamarca o en Holanda, escándalos como las bolsas y valijas llenas de cash hubieran causado many times over la caída del gobierno y la convocatoria anticipada a elecciones.

Mientras nuestras lealtades sigan enfocadas hacia tribus —menemista, kirchnerista u otras— la corrupción será tolerada. Pero atención. Esto implica, entre otras cosas, salarios bajos: la ausencia de contrapesos es y será sinónimo de escasez de capital.

(*) Lawence Rosen: "Understanding Corruption", The American Interest, marzo-abril 2010. Lo vi citado por David Brooks en: "The Sydney Awards, Part II", The New York Times.
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