¿INDEPENDENTISMO COYUNTURAL?
Por FRM
Como extranjera instalada en Barcelona desde unos meses atrás, miro el programa Els matins —y en especial la columna de Pilar Rahola— para mejorar mi catalán. Esta mañana, el programa incluyó un debate sobre el “independentismo coyuntural” que me causó cierta confusión e incomodidad. Como extranjera tengo ciertas limitaciones para entender todas las aristas de un tema tan complejo. Sin embargo, me cuesta creer que pueda existir un independentismo coyuntural.
Aún si la independencia de Catalunya fuera viable, no creo que pudiera ser reversible. La independencia requeriría una transformación de las instituciones y de la administración que implicaría un esfuerzo colectivo mayúsculo. Si Catalunya decidiera ser independiente y lograra ese objetivo, creo que no habría vuelta atrás. No se puede hablar entonces de independentismo coyuntural.
En economía existen ciclos y la mayor parte de los mortales atravesaremos períodos de austeridad y recesiones. Creo que no se puede pretender la independencia porque España atraviese graves problemas económicos y políticos en la actualidad. Los catalanes —así como el resto de los españoles— han vivido una bonanza sin precedentes después de la incorporación de España a la Unión Europea y la adopción del Euro como moneda. Ahora toca vivir en una época de vacas flacas…
Estamos atravesando un cambio del escenario internacional irreversible. El auge de China, India, Brasil, Rusia y el resto de países emergentes significa un cambio de las reglas de juego para la “vieja” Europa. En las próximas décadas, las grandes transformaciones y el progreso acelerado pasarán por otro lado. Los catalanes —y el resto de los europeos— deberán adaptarse a ser menos ricos y menos relevantes en política internacional.
A pesar de mi dificultad para entender el auge del independentismo, creo que puedo comprender algunas de sus motivaciones. Supongo que los catalanes se sienten defraudados en el reparto de la “torta fiscal”. Los catalanes pueden sentir que aportan al sostenimiento del estado español mucho más de lo que reciben. Esto se suma a la irritación causada por grandes casos de corrupción en otras regiones que viven de las transferencias del Estado central.
El estudio de la cuestión fiscal es central para un análisis serio de una Catalunya independiente. Pueden los catalanes absorber el costo de una transformación político-administrativa de la magnitud requerida para convertirse en una nación independiente. No he visto ningún análisis económico sobre el tema.
Por el contrario, un prestigioso diario local publicó un estudio sobre el comercio de Catalunya y el posible impacto de una frontera (*). De acuerdo a las conclusiones del trabajo, el comercio con el resto de España —principal socio comercial de Catalunya— sería perjudicado por la introducción de una frontera.
Supongo que los análisis economicistas sublevarán a muchos catalanes pero creo deberían ser componentes de un debate serio.
(*) Pankaj Ghemawat: "Coste comercial de la separación", La Vanguardia.
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