Thursday, October 2, 2014

CUADERNOS DE JOHN ADAMS, No. 18

AM | @agumack


"Checks and balances are our only security" — John Adams

[1] Lucas Llach. Leo con asombro la entrada de Luchas Llach (@lucasllach, blog) sobre el contraste entre la Argentina y un grupo de países formado por Noruega, Australia y Canadá (*). Estoy completamente de acuerdo con la idea expresada: parecernos a ellos. ¡Firmo ya mismo! Pero la causa de mi asombro es la siguiente: Lucas no menciona la principal característica que une a estos países—la seguridad. Y esta seguridad resulta de un orden institucional basado (entre otros factores) en la independencia judicial, la independencia del banco central y la libertad de prensa [ver]. Es algo tan elemental que me cuesta entender la omisión. ¡Otra que el elefante en el salón! ¿Pensará Lucas que podemos parecernos a estos países gracias a la política cambiaria solamente? En cuanto al argumento del deus ex-machina, solo quiero recordar algo: varios de los mayores éxitos económicos de la historia universal —Alemania, Japón y Corea en el siglo XX— son el resultado directo del más tremendo deus ex-machina institucional que sea posible imaginar (una devastadora derrota militar: 1, 2).

(*) Lucas Llach: "¿Como qué país te gustaría ser?", La ciencia maldita, 29 de septiembre de 2014.
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[2] Smith. Cuando tengo tiempo escribo en el blog L'Histoire des deux Indes, dedicado al siglo XVIII. Me pareció oportuno precisar algunas de las ideas de Adam Smith sobre la cuestión de la seguridad [ver]. Ya lo había hecho en esta entrada para Contrapesos. Smith no es, como muchos creen, un apologista desenfrenado del libre-cambio; siempre antepone la seguridad al libre-cambio. El autor de la Riqueza de las Naciones forma parte de un grupo de economistas que: (a) no eran ingleses; (b) sabían de historia, derecho y filosofía; (c) conocían bien a los clásicos griegos y romanos; (d) valoraban el gobierno mixto y la división del poder (*). El primer punto es importante: todos estaban al tanto del atraso relativo de sus países con respecto a Inglaterra. Por eso jamás pierden de vista la importancia de las instituciones. Creo que esto explica bien el rechazo instintivo que los economistas argentinos sentimos por estos temas: nos hemos formado con libros de textos editados en Inglaterra y en Estados Unidos que dan por sentado lo que para Smith era el punto de partida a no perder de vista—la seguridad, amigos, la seguridad.

(*) El grupo incluye, entre otros, a Montesquieu, Galiani, Diderot-Raynal, Beaumont y Necker. Hume es un caso aparte.
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[3] BCRK. La 'sigla' BCRK simboliza el colapso de la independencia del Banco Central de la República Argentina. Bajo el des-gobierno de CFK un episodio importante fue la renuncia de Martín Redrado a comienzos de 2010. Pero el propio Redrado le había abierto las puertas del banco central a Néstor Kirchner en 2009 cuando éste era (supuestamente) un ciudadano común. Y la inflación ya se había disparado. Ahora, con Axel Kicillof como ministro, la máxima es: "El banco central no puede ser independiente aunque quiera" [ver]. La barbarie sigue ganando terreno. Hoy se derrumba lo poco que quedaba de otro pilar de los contrapesos institucionales: la independencia del banco central. Tenemos nuevo presidente del BCRK, ex-BCRA (*). En nuestra in-cultura política, no existe la idea de tenure en el cargo de gobernador del banco central [ver]. Espere menos crédito, más inflación y más inseguridad sobre la vida, la libertad y las pertenencias.

(*) Mariano Obarrio: "Acorralado, Fábrega renunció al Banco Central y lo reemplazará Vanoli", La Nación, 2 de octubre de 2014.
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