Thursday, May 25, 2017

EROS Y THANATOS: MARIANO MORENO & ARISTOGITON

AM | @agumack

"... la mas completa felicidad para toda la nacion" — Mariano Moreno

Sigo con poco tiempo para actualizar mis blogs, pero hoy es 25 de mayo y es casi un deber (para mí) escribir sobre Mariano Moreno. El año pasado publiqué una traducción de Condorcet, un fragmento inédito del prócer. En Estados Unidos, el descubrimiento de un texto inédito de Jefferson o Madison generaría un enorme revuelo. En cuestión de horas, Yale y Harvard entrarían en una puja para conseguirlo, editarlo y publicarlo. Nada de eso sucede en Argentina. Un fragmento inédito de Mariano Moreno en un blog cosecha ... cero comentarios. ¿Por qué? Por un lado, no hay mucha gente capacitada para editar una traducción de Condorcet; se necesita —entre otras cosas— dominar las sutilezas del francés del siglo XVIII y acceder a las distintas versiones del texto. Supongo que estos recursos están fuera del alcance de nuestras empobrecidas universidades.

Por otro lado veo un problema más serio: nuestra cultura política. Que el principal líder de la Revolución de Mayo sea un afrancesado liberal comprometido con el libre-cambio, el equilibrio de poderes, la Ilustración, la libertad de prensa, las formalidades y la independencia de la justicia es algo muy difícil de aceptar. Pero el mismo Moreno lo decía con todas las letras al homenajear a Guillaume-Thomas Raynal (autor de su libro de cabecera) como "el mas fecundo ingenio de nuestro Siglo" —note la palabra "nuestro", en 1810, para referirse al Siglo de las Luces.

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Hoy vuelvo a ocuparme de "Antonio Aristogiton" o "Aristoghiton", el sorprendente seudónimo utilizado por Moreno en la Gazeta de Buenos-Ayres el 7 de agosto y el 6 de septiembre de 1810. Hace tres años tuve el honor de ser el primero en descifrar este enigma [ver]. La publicación del libro de Vincent Azoulay, Les Tyrannicides d'Athènes. Vie et mort de deux statues (Paris: Seuil, 2014) permite ampliar enormemente el horizonte de las fuentes —y de las posibles motivaciones— del prócer rioplatense. En cerca de 350 páginas dedicadas a Harmodio y Aristogiton —o, mejor dicho, a sus estatuas— Azoulay analiza punto por punto lo que sabemos de estos atenienses convertidos, a pesar de ellos, en símbolo duradero de la cultura política democrática.

Vamos a los hechos. En 514 AC, en circunstancias poco claras, dos ciudadanos atenienses, Harmodio y Aristogiton, se proponen matar al tirano Hippias—hijo de Pisistrato, el fundador del regimen tiránico. En la cultura política griega, el tirano —contrariamente al rey sometido a la ley— ejerce un poder ilegítimo, caracterizado por adikia (ausencia de justicia) y hubris (arrogancia). Cuando llega el momento de actuar, Harmodio y Aristogiton se asustan al ver a sus cómplices conversando con Hippias. Entonces optan por matar a su hermano Hiparco. Harmodio es ejecutado in situ; Aristogiton logra escapar, pero es finalmente capturado, torturado y ejecutado. Hippias sigue gobernando hasta 510, año en que se marcha al exilio.

A partir de 508-507 llegan las reformas que poco a poco moldean el nuevo regimen político ateniense, la isonomia. En la misma época caen (según la leyenda) los reyes de Roma. Así las cosas, es fácil comprender la importancia de Harmodio y Aristogiton en el relato de la fundación del régimen democrático. Rápidamente se transforman en "el símbolo mismo de la lucha contra la tiranía y del combate por la libertad". Harmodio y Aristogiton son héroes fundacionales. Este aspecto es de enorme importancia. Mariano Moreno deseaba precisamente cumplir ese rol, y por eso admiraba a Licurgo y a George Washington (analizo este tema en detalle en mi libro de 2009, El Enigma de Mariano Moreno. Fundación y Equilibrio de Poderes en la Era de las Revoluciones. Buenos Aires: R&D).

No todos están de acuerdo sobre la motivación de los tiranicidas. En un drama dominado por Θάνατος (thanatos/muerte), Tucídides introduce Ἔρως (eros/amor). La muerte de Hiparco no refleja una noble y heroica gesta libertadora, sino un problema de celos —y de status— entre Harmodio y Aristogiton (eran pareja) e Hiparco. Es un asesinato como otros, cometido por dos delicuentes comunes. El relato de Tucídides llega hacia el final de su obra, cuando se ocupa de la expedición de Sicilia que lleva a la derrota final de Atenas a manos de Esparta. El autor de la Guerra del Peloponeso intenta denigrar la democracia, peligrosa porque incapaz de contenerse a sí misma (punto correctamente subrayado por Azoulay). Lo cierto es que, a lo largo de las décadas y siglos siguientes, el relato negativo de Tucídides no logra imponerse; los tiranicidas triunfan como héroes fundacionales. Son los primeros humanos (no-dioses) a los que se concede el honor de una estatua en la Agora.

* * *

¿En qué está pensando Mariano Moreno al firmar dos largas e importantes notas de La Gazeta bajo el seudónimo de Aristogiton? ¿Acaso percibe un tirano en potencia en la figura de su rival en la Junta de Gobierno, Cornelio de Saavedra? La nota del 7 de agosto está dirigida al Presidente de la Junta "Sr. D. Cornelio Saavedra". Me inclino por una interpretación mucho más benévola. Para Moreno, la Revolución de Mayo equivale al cambio de régimen en Atenas. El 'tirano' no es Saavedra—es el regimen colonial impuesto por la Corona de España. De hecho, la nota del 6 de septiembre contiene una re-traducción parcial de Common Sense, el panfleto de Tom Paine (1776) que tanto contribuyó a la Revolución de los Estados Unidos [ver].

Queda por resolver el problema de las fuentes de Moreno. Vincent Azoulay da en la tecla al mencionar a dos autores franceses del siglo XVIII que ponen de relieve el heroismo de Harmodio y Aristogiton: Charles Rollin y Jean-Jacques Barthélémy. Ya tuve la oportunidad de ocuparme de Moreno y Barthélémy [ver]. En mi trabajo (inédito) sobre las fuentes de Moreno tengo decenas de referencias a Rollin, autor de una monumental Histoire ancienne. Con más tiempo volveré a ocuparme de este tema. Lo dejo con una referencia de Barthélémy:

On leur avait proposé pour sujet l'éloge d'Harmodius, d'Aristogiton et Thrasybule, qui avoient délivré la république des tyrans, dont elle était opprimée: car, parmi les Athéniens, les institutions publiques sont des monumens pour ceux qui ont bien servi l'état, et des leçons pour ceux qui doivent le servir. Une couronne d'olivier, un vase rempli d'huile, furent les prix décernés aux vainqueurs (*).

(*) Jean-Jacques Barthélémy. Voyages du jeune Anacharsis en Grèce. Paris: De Bure, 1788, tomo 2, p. 47. A notar el contexto de juegos y concursos, con premios a los ganadores. Moreno era partidario de otorgar premios y distinciones a cuidadanos por sus acciones cívicas.

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