EL ESTADO Y LA SOCIEDAD CIVIL
Por L'Économiste
Las políticas económicas argentinas "en general" han estado siempre muy cercanas a la creencia que el Estado debe ser el arquitecto de la producción privada y el distribuidor de la riqueza (capital e ingresos).
Esta sumisión de la sociedad civil al Estado se origina en la desconfianza que los mercados —y la integración con el mundo— den la misma "seguridad" a capitalistas y empleados. Tanto unos como otros ven en los mercados una amenaza permanente a su producción y empleo.
En esta visión será el Estado, por intermedio de sus gobernantes, el responsable final del bienestar de los ciudadanos. La sociedad civil y específicamente sus miembros, deberán peticionar sobre qué participacion les cabe en el ingreso. Dichas peticiones se administran de múltiples formas: salarios, precios, tipo de cambio, tasas de interés, créditos oficiales, desgravaciones, regulaciones en las exportaciones e importaciones, regímenes especiales regionales y por sectores, etc.
No se trata de una intervención del Estado para resolver una crisis "sistémica", sino de una forma de organización económica y social. Serán las "políticas de Estado" las que guiarán los destinos de cada uno. Y no cada uno, dentro de la ley.
Mas aún, las estatizaciones de grandes empresas también forman parte de esta desconfianza hacia el mercado. Dichas empresas asegurarían a sus clientes —una vez públicas—, tarifas más bajas. Estas prácticas van creando la ilusión de que el gobernante de turno puede crear más riqueza que los propios ciudadanos. Claro está que esa mayor paticipación en la torta dependerá del poder de negociación de cada grupo con el Estado.
La decadencia argentina está muy ligada a estas superticiones del Estado Benefactor, y al alejamiento de las señales de los mercados internacionales. Como toda decadencia, transcurre lentamente; no se puede percibir en su velocidad. Sólo el largo plazo la muestra. Por eso es fácil insistir en esta orientación.
La sociedad civil cree en su debilidad para afrontar cualquier proceso de modernizacion, por eso recurre y se somete al Estado. El Estado que tenemos es el resultado de una cultura civil — podriamos decir que es una elección democrática.
esta actitud, tendrá algo que ver con ese quedarse en el pasado glorioso (o idealizado) de la época de Perón y del peronismo (muy estatista) tipo movimiento nacional? es pregunta...
ReplyDeletemuchos saludos!
Marta. Yo creo creo que la "gloria" del peronismo dura hasta que comienza a bajar el precio del trigo en 1951-52. A partir de ahí empieza el colapso.
ReplyDeleteL´Economiste. Interesante --y preocupante-- lo que planteás. Seamos los que (entre muchos otros) ayudemos a aclarar las cosas! Me acaba de llegar un mail de un ex-cliente de mi época de consultor en BA, un inversor institucional, diciendóme: "¡Estabas 20 años adelantado!". Se refiere a los planteos que hice en Buenos Aires hacia 1999-2000 sobre la necesidad de frenos & contrapesos desde el punto de vista económico.
Son cosas que dan gusto -- y ganas de seguir adelante. Espero próximas entradas!
AM