. Jorge Luis Borges: "El informe de Brodie" (1970)
El "Informe de Brodie" describe las costumbres nada agradables de la tribu semi-salvaje de los Yahoo. Entre otras cosas, los Yahoo "devoran los cadáveres crudos de los hechiceros y de los reyes, para asimilar su virtud". La tribu es regida por un rey nominal, mutilado en la infancia por los cuatro hechiceros. Éstos le cortan las manos y los pies, y le queman los ojos. (A notar la distribución aristotélica del uno, de los pocos, y de los muchos). Durante más de dos páginas, Borges "deleita" al lector con descripciones de este tipo. Sin embargo, el final del cuento produce una afirmación soprendente: Brodie les tiene cariño, y quiere salvarlos. La razón: "Tienen instituciones..."
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"EQUILIBRIO" Y "CONTRAPESO" EN "EL INMORTAL" DE BORGES
"El inmortal" (El Aleph, 1949), uno de los cuentos más llamativos de Borges, contiene esta interesante reflexión: "Así como en los juegos de azar las cifras pares y las cifras impares tienden al equilibrio, así también se anulan y se corrigen el ingenio y la estolidez, y acaso el rústico poema del Cid es el contrapeso exigido por un solo epíteto de las Églogas o por una sentencia de Heráclito. [Itálicos míos]." Me puse a analizar el texto, y rápidamente descubrí la pista que necesitaba: las citas del poeta inglés Alexander Pope (1688-1744). La principal mención ocurre al comienzo del cuento: "En Londres, a principios del mes de junio de 1929, el anticuario Joseph Cartaphilus, de Esmirna, ofreció a la princesa de Lucinge los seis volúmenes en cuarto menor (1715-1720) de la Ilíada de Pope". Más tarde el narrador se refiere a estos mismos libros: "sé que los frecuenté con deleite". Desde el punto de vista de la literatura sobre los frenos y contrapesos, Pope es un autor importante: es el primero —y acaso el único— en explicar el sistema del gobierno mixto bajo la forma de ... poemas. John Adams era un gran lector de Pope, y en particular del Essay on Man, donde el poeta elogia la eficaz organización de intereses contrapuestos propia de un régimen mixto:
Till jarring int'rests of themselves create
Th'according music of a well-mix'd state.
Otra fuente sin duda consultada por Borges es Samuel Johnson, uno de sus autores preferidos. La biografía de Pope por Johnson ofrece dos puntos de interés para el estudioso de Borges. En primer lugar, Johnson nos informa que el Essay on Man fue escrito bajo la influencia de Henry St. John, el visconde de Bolingbroke — un importante autor en la historia de la literatura sobre los frenos y contrapesos. En segundo lugar, Johnson sintetiza el Essay con una frase —evil is sometimes balanced by good— que reaparece de manera significativa en "El inmortal": "Sé de quienes obraban el mal para que en los siglos futuros resultara el bien". Como se ve, Borges modifica el esquema Bolingbroke-Pope-Johnson: al dejar que los inmortales extiendan su validez al infinito, la doctrina del equilibrio se convierte en la angustiosa fatalidad que termina por verificarse siempre (y no solamente sometimes, como escribe Samuel Johnson).
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TAMERLAN: BORGES & LA FRAGILIDAD DEL PODER DESPÓTICO
"Es autoritario, pero también es ineficaz" — Jorge Luis Borges
La fragilidad inherente del poder despótico es una constante en Borges. En "El hombre en el umbral" (El Aleph, 1949), el escritor relata el caso del juez David Alexander Glencairn: "llegó a ser un tirano" — y murió de manera ignominiosa. En una conversación registrada en julio de 1953 por Adolfo Bioy Casares, el poeta cuenta que conversó con "un mozo Goyeneche" (¿el Bebe Goyeneche?), que admiraba la inteligencia de Hitler y de Mussolini, porque habían dominado a todo un país. El comentario lapidario no tarda en llegar: "Parece que nunca se le había ocurrido que el propósito de querer dominar un país es una idea pueril" [1]. En un enigmático relato sobre Shakespeare ("Everything and nothing", El Hacedor, 1960), Borges llama la atención sobre "el hastío y el horror de ser tantos reyes que mueren por la espada".
La fragilidad del poder despótico aparece de manera explícita en dos poemas recopilados en El oro de los tigres (1972). Se trata de "Tamerlán (1336-1405)" y de "A un César". Tamerlán es el gran conquistador turco-mongol, que —según el muy buen artículo de la Encyclopaedia Universalis—, "sembró el terror a su paso, con un poder fundado sobre la fuerza militar y un (inestable) sistema jurídico que combinaba el legado de Gengis Khan y la ley sharia". Tamerlán, en otras palabras, jamás logra crear un "Estado viable". Leyendo el poema, notamos una clara progresión. El conquistador comienza por declarar que su reino "es de este mundo"; luego describe su poder sin límites:
Mi palabra
Más ínfima es de hierro. Hasta el secreto
Corazón de las gentes que no oyeron
Nunca mi nombre en su confín lejano
Es dócil instrumento de mi arbitrio.
Más ínfima es de hierro. Hasta el secreto
Corazón de las gentes que no oyeron
Nunca mi nombre en su confín lejano
Es dócil instrumento de mi arbitrio.
Llegamos al climax cuando Tamerlán, tras describir sus proezas y su crueldad ("He elevado pirámides de cráneos"), se define a sí mismo como igual a los dioses y a los astros:
Soy los dioses.
Que otros acudan a la astrología
Judiciaria, al compás y al astrolabio,
Para saber qué son. Yo soy los astros.
Que otros acudan a la astrología
Judiciaria, al compás y al astrolabio,
Para saber qué son. Yo soy los astros.
De pronto, el tono del poema cambia. Tamerlán admite que las albas son "inciertas". Es decir: se instala la duda. Comienza el movimiento descendiente. El conquistador vuelve a enumerar sus poderes, pero sus últimas palabras —incluyendo los cruciales puntos suspensivos [2]— ilustran bien la precariedad de su situación:
Y yo soy Tamerlán. Rijo el Poniente
Y el Oriente de oro. Y sin embargo ..
Y el Oriente de oro. Y sin embargo ..
(Tamerlán muere en enero de 1405 mientras prepara una expedición contra China). El poema "A un César" refleja de manera similar la angustia de un emperador romano, muy probablemente del siglo III, durante la gran crisis anárquica del imperio. El César sabe perfectamente que sus horas están contadas. Su posición es aún más frágil que la de Tamerlán — se ve obligado a consultar los auspicios:
Del toro yugulado en la penumbra
Las vísceras en vano han indagado.
Las vísceras en vano han indagado.
Los presagios no producen resultado alguno. El violento final —el asesinato por el puñal— no puede estar muy lejos:
En el palacio tu garganta espera
Temblorosa el puñal. Ya los confines
Del imperio que rigen tus clarines
Presienten las plegarias y la hoguera.
[1] Adolfo Bioy Casares. Borges (Buenos Aires: Destino, 2006), pp.81-82. [2] La escritora Odile Baron Supervielle, que conoció a Borges, me aseguró que el poeta era extremadamente puntilloso —valga la redundancia— en materia de puntuación. En este caso, los puntos suspensivos agudizan la sensación de incertidumbre y fragilidad.
(*) Estas entradas provienen de mi blog anterior. Las estoy reproduciendo aquí para no perderlas. Fueron escritas, respectivamente, el 7 de noviembre, 19 y 9 de agosto de 2008.
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