Saturday, September 13, 2014

CONSTANTIN DE CHASSEBOEUF, UN ESTUDIOSO POLIFACÉTICO


Por Federico Bär (*)

En 1787 se publicó en Francia un libro titulado Viaje por Egipto y Siria, que hizo famoso a Constantin François de Chasseboeuf (1757-1820), quien luego sería más conocido como Conde Volney (ese nombre parece que se formó tomando la primera sílaba de VOLtaire y la última de FerNEY, pueblo donde vivió Voltaire). Acostumbrado desde joven a estudiar, Constantin sintió continuamente la necesidad de ampliar sus conocimientos, y se convenció de que el mejor medio para fortalecer su razonamiento y abrir los horizontes de su educación, era viajar. Se decidió por el Oriente, cuna de antiguos religiones y filosofías. 

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En los relatos sólo quiso presentar hechos e ideas, evitando descripciones de itinerarios e impresiones personales. "Yo me he prohibido", explicó este notable escritor, "todo trabajo de imaginación, por consideración al tiempo de los lectores". Tomó conciencia de que los estudios que se proponía realizar tendrían mejores resultados si antes aprendiera el idioma del país. Gracias a una buena herencia, dispuso del tiempo que estimara necesario; así fue que durante ocho meses se alojó en un monasterio en el Líbano, y aprendió de un jeque beduino a cabalgar y a manejar la lanza como un árabe del desierto. Otra característica fue que a la sazón tenía sólo veinticinco años.

Otra actividad de Volney, relacionada con procesos de aclimatación del café y la caña de azúcar ha sido tan exitosa que fue nombrado Director de Agricultura y Comercio de Córcega. Después de un período en Francia, atraído por la Revolución, volvió pero patriotas corsos le impidieron que concretara sus proyectos en la isla. De nuevo en París, se involucró aún más en la política y ocupó puestos en los Estados Generales y la Asamblea. Volney fue adversario del clero y defendía las libertades públicas pero, acusado de simpatías monárquicas, fue encarcelado. Lo salvó el 9 Termidor, el derrocamiento de Robespierre.

A pesar de haberse opuesto ideológicamente a Napoleón, recibió del emperador el título de Conde de Volney, más un cargo en el Senado. Pero poco tiempo después prefirió alejarse de la política, y publicó varias obras referidas a la historia y la lingüística. En este último terreno, sugirió simplificaciones del hebreo y de lenguas orientales.

Un aspecto más de este relator por excelencia fueron sus amplios conocimientos de una variedad de aspectos. Formuló muchos pensamientos en una mezcla de reflexiones filosóficas sobre la sabiduría, la libertad, el destino y el progreso humanos con narraciones de viajes y descripciones de costumbres de otros pueblos, en uno de los libros más leídos durante la Revolución Francesa: Las Ruinas, o Meditaciones sobre las Revoluciones de los Imperios (1791).

En 1796 se había ido a Norte América; durante los tres años de su estadía, escribió un libro sobre temas climáticos. Pero el Presidente John Adams lo consideraba un agitador y lo expulsó del país. Por otra parte, Volney se había hecho tan amigo de Thomas Jefferson (quien luego sucedería a Adams) que éste llegó a traducir Las Ruinas. En la Argentina, lo tradujo Mariano Moreno.

(*) Especial para Contrapesos. Ver también: "Volney y el crédito", 26 de junio de 2012.
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1 comment:

  1. Me parece excelente la tarea de traer al presente personajes que deben merecer nuestra atención.

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