Monday, July 13, 2020

TRES DE CONTRAPESOS

Jacqueline de Romilly | France Stamps | Worldwide Stamps, Coins ...AM | @agumack

"Checks and balances are our only security" — John Adams

[1] John Roberts. El 6 de julio mencioné el liderazgo del Juez John Roberts, el Chief Justice de los Estados Unidos elogiado por The Economist y por el Financial Times [ver]. Dos nuevos fallos en contra de los intereses de Donald Trump reafirman el compromiso del Juez por la independencia judicial. En la edición del Financial Times del fin de semana, Khadim Shubber escribe:

The US high court’s rulings in two cases concerning records held by Mr Trump’s accountant and bankers dismissed arguments that he was immune from investigation, and upheld the power of state prosecutors and Congress to subpoena a president’s personal documents [...] All the while, Chief Justice John Roberts, a staunch conservative appointed by George W Bush, has cemented his influence as the ideological centre of a court that has shifted to the right under Mr Trump, penning a trio of key opinions that checked the president.

A notar la expresión checked the president, de 'checks and balances' [ver]. ¡Los frenos y contrapesos institucionales en acción! Hace un par de semanas, Roberts votó contra sus convicciones personales (sobre el aborto), mencionando la importancia del precedente como fuente formal del derecho. ¿Porqué privilegia el precedente en detrimento de sus propias convicciones?

Porque sabe que de esa manera construye prestigio y autoridad para la Corte. Intuye que lo necesitará para hacer frente a nuevos ataques del inquilino de la Casa Blanca, o de otros presidentes. (¿Ivanka Trump en 2024?) Esto me recuerda un gran paper sobre cómo la Corte Suprema en Argentina destruye su prestigio al no respetar sus propios precedentes (*). En el caso de pequeñas tenencias de droga, la Corte falló a favor de la criminalización en 1978, en contra en 1986, a favor en 1991, en contra en 2009.

¿En qué quedamos? En la más completa anulación de su autoridad—exactamente lo que desean los presidentes.

(*) Jonathan Miller: "Judicial Review and Constitutional Stability: A Sociology of the U.S. Model and Its Collapse in Argentina", Hastings International and Comparative Law Journal, Vol. 77, No. 21, 1997. En este mismo sentido dice Thomas 'El Loco' Barnett: "Any court that doesn't build up case law is a judicial sinkhole not worth digging" [ver].
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[2] Jacqueline de Romilly & Mario Vargas Llosa. Gran felicidad al encontrar el famoso artículo de Jacqueline de Romilly sobre el gobierno mixto (*). Lo mencionan la mayoría de los estudios sobre la historia del gobierno mixto en Grecia, incluyendo Wilfried Nippel [ver] y Herman Mogens Hansen [ver]. Estaba planeando un extracto del artículo con citas en griego clásico, alemán, francés e inglés—soy un gran 'hincha' de la erudición. Pero entonces recordé el homenaje de Mario Vargas Llosa, escrito en 2012:

... la joven Jacqueline leyó en sus años escolares a Tucídides y cómo la impresión que hizo en ella uno de los dos fundadores de la disciplina histórica (con Heródoto) orientó su vocación a los estudios de la Grecia clásica, a la que dedicaría su vida. El ensayo pasa revista, de manera clara, entretenida y profunda —rara alianza para una especialista— a ese milagroso siglo V antes de nuestra era en el que la historia, la filosofía, la tragedia, la política, la retórica, la medicina, la escultura alcanzan en Grecia su apogeo y sientan las bases de lo que con el tiempo se llamaría la cultura occidental. (†)

"Sin saberlo, respiramos el aire de Grecia a cada instante, dice [Romilly] en una de sus páginas. No es la menor de las paradojas que los griegos nunca conquistaron a pueblo alguno y sólo combatieron en defensa de su libertad". Imperdible. Mario Vargas Llosa en su mejor forma.

(*) Jacqueline de Romilly: "Le classement des constitutions d'Hérodote à Aristote", Revue des études grecques, 1959, pp. 81-89.

(†) Mario Vargas Llosa: "¿Por qué Grecia?", El País, 3 de junio de 2012.
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[3] Libertad & redes digitales. Esta es una lectura tremenda. Difícil, inquietante. Cuando utilizamos las redes sociales, estamos convencidos que ejercemos nuestra libertad, el derecho a expresar nuestras propias ideas. El prof. Zeynep Tufekci, escribiendo para MIT Technology Review, no está convencido (*). Las redes sociales —Facebook en particular, pero también Google (a través de YouTube), Twitter y otras—fomentan el extremismo para generar más usuarios, más datos, más ganancias, más subas en sus acciones. "Power always learns, and powerful tools always fall into its hands".

Nuestro entusiasmo obedece a una lógica: belonging is stronger than facts. Lo vemos todos los días. Para solo dar un ejemplo: la cuenta de Twitter del auto-denominado @Libertario mezcla citas genuinas con citas truchas—ya identifiqué al menos dos citas 'truchas' de Thomas Jefferson (a quien tiene la osadía de identificar con sus mentiras), una de Voltaire, otra de Napoléon Bonaparte. Nunca ha contestado a mis pedidos sobre las fuentes de sus citas.

¿Qué hacen sus seguidores? Dan un inmediato RT. Sienten la felicidad incomparable de pertenecer. No se dan cuenta que están siendo manipulados por gente que define a otros seres humanos —los políticos en este caso particular— como 'basura'. Es un fanatismo peligrosamente cercano a mensajes fascistoides, completamente alejado de la prudencia hayekiana. Pienso, una vez más, en John Adams: frente a la pasión ilimitada por la riqueza, la prudencia, la mesura y la libertad importan muy poco.

A Wall Street Journal investigation earlier this year found that YouTube’s recommendation algorithm tended to drive viewers toward extremist content by suggesting edgier versions of whatever they were watching—a good way to hold their attention [...] Digital tools have figured significantly in political upheavals around the world in the past few years, including others that left elites stunned: Britain’s vote to leave the European Union, and the far right’s gains in Germany, Hungary, Sweden, Poland, France, and elsewhere. Facebook helped Philippine strongman Rodrigo Duterte with his election strategy.

Authoritarians and extremists, on the other hand, often merely have to muddy the waters and weaken trust in general so that everyone is too fractured and paralyzed to act [...] The new, algorithmic gatekeepers aren’t merely (as they like to believe) neutral conduits for both truth and falsehood. They make their money by keeping people on their sites and apps; that aligns their incentives closely with those who stoke outrage, spread misinformation, and appeal to people’s existing biases and preferences.

The loss of gatekeepers has been especially severe in local journalism. This upending has almost completely broken local newspapers, and it has hurt the industry in many other countries. That has opened fertile ground for misinformation. It has also meant less investigation of and accountability for those who exercise power, especially at the local level. The Russian operatives who created fake local media brands across the US either understood the hunger for local news or just lucked into this strategy. Without local checks and balances, local corruption grows and trickles up to feed a global corruption wave playing a major part in many of the current political crises.

(*) Zeynep Tufekci: "How social media took us from Tahrir Square to Donald Trump", MIT Technology Review, agosto 2018. 

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