MARIANO MORENO & JEAN-JACQUES ROUSSEAU, O LA FORZOSA AMBIGÜEDAD [VERSIÓN MEJORADA]
"... este prestigioso monumento del ingenio" — Mariano Moreno

Por AM

Uno de los mitos más difundidos en los estudios sobre Mariano Moreno es el de la influencia de Jean-Jacques Rousseau sobre sus ideas políticas. En esta materia, algunos historiadores han llegado al punto de falsificar la evidencia; en 1969, Enrique de Gandía declara —en un libro sobre el pensamiento político de Moreno— que el famoso pasaje sobre los Hotentotes de la Gazeta de Buenos-Ayres del 16 de septiembre de 1810 corresponde al fílósofo ginebrino. De Gandía procede a criticar la xenofobia de Rousseau, supuestmanente transmitida al Secretario de la Junta. ¡Grave error! Como mostré en mi libro de 2009, el pasaje es de Denis Diderot. Estos ejemplos podrían multiplicarse indefinidamente. A falta de pruebas, pareciera que toda idea expresada por Moreno se atribuye arbitrariamente a Rousseau. Yo siempre desconfié de este enfoque, por una sencilla razón: tanto la defensa de gobierno mixto (Gazeta Extraordinaria, 6 de noviembre) como el entusiasmo de Moreno por la modernidad y el comercio contradicen las ideas del austero ginebrino. Lejos de perder el tiempo en utopías retrospectivas, el líder de la Revolución de Mayo desea aprovechar las oportunidades de la incipiente "globalización" — que él mismo llama "las relaciones mútuas de los pueblos".

Así las cosas, queda por explicar el apego formal de Moreno por el autor del Contrato Social. Moreno define a Rousseau como el "hombre inmortal, que formó la admiración de su siglo, y será el asombro de todas las edades". De entrada, notamos que el elogio conlleva una cuota de misterio, algo habitual en Moreno. En el mismo texto, encontramos expresiones creadas por los rivales de Rousseau: Diderot para la "feliz revolución en las ideas" y d'Alembert para el "entusiasmo creador" (Éloge de Bossuet). En la Gazeta, una de las más famosas citas de Rousseau —pereció Esparta, dice Juan Jacobo Rosseau, ¿que estado podrá lisongearse, de que su constitución sea duradera?— es un ejercicio de paráfrasis del De l'étude de l'histoire (1775) de Gabriel Bonnot de Mably, un decidido partidario del gobierno mixto. La conclusión es bastante obvia: a Mariano Moreno le interesa muy poco el pensamiento del filósofo de Ginebra. Hasta lo deletrea mal: Rosseau, Rossó, cotrato social. En cuanto a las referencias a la "voluntad general" en la Gazeta de Buenos-Ayres, se trata de un concepto muy común en la literatura politica del siglo XVIII. Lo vemos en el libro X del Espíritu de las leyes y en la Historia de las dos Indias — y sabemos que Moreno leyó estos libros.

La forzosa ambigüedad: la pista de Benjamin Constant
El Secretario de la Junta es un líder orientado a la acción concreta; más que un sistema teórico, lo que necesita es un conjunto de principios políticos adaptables a la situación particular del Río de la Plata. Rousseau no los aporta; Raynal y Diderot sí. La lectura de A Revolution of the Mind: Radical Enlightenment and the Intellectual Origins of Modern Democracy (Princeton University Press, 2010), de Jonathan Israel, refuerza esta percepción [ver]. Israel establece una línea de demarcación entre el Iluminismo —en su variantes moderada y radical— y ... Jean-Jacques Rousseau. Leyendo a Moreno, queda claro que la mayoría de sus ideas provienen en línea recta de los "iluministas radicales". La defensa de la libertad de prensa; la importancia otorgada a las formas judiciales, a la representación y al federalismo; la voluntad de comerciar con el mundo: todas estas son muestras de un pensamiento en clara oposición al de Rousseau. Lo mismo podemos decir del pasaje sobre la "guerra de pasiones", una idea directamente tomada de De l'Esprit de Helvétius (otro adversario de Rousseau). Eugene Wait, por otra parte, nos recuerda que Moreno favorece la idea de "clubs" políticos en contra de la opinión del ginebrino. Y por si esto fuera poco, el deseo de Moreno de promover la innovación y las "ciencias y las artes" marca un nítido contraste con las ideas del autor del Discurso de 1755. Para entender la ambigüedad de Moreno con respecto a Rousseau, debemos seguir la pista de Benjamin Constant. Este autor, que critica a Rousseau en su análisis de las "formas" (1, 2, 3 y 4), tiene ideas muy similares a las del líder rioplatense. Tanto Moreno como Constant rechazan en duros términos el desprecio de las formas exhibido por Napoléon Bonaparte; mientras Constant pide el "mantenimiento constante y escrupuloso de las formas judiciales", Moreno hace referencia a la "escrupulosidad [...] en la decision de los juicios, que en sus formalidades". ¡Y lo hacen casi exactamente al mismo tiempo! No estoy sugiriendo que Moreno lee a Constant, aunque es algo perfectamente posible. (El Secretario de la Junta tiene "pasta" de sobra para llegar a conclusiones similares).

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Lo interesante es la posición de estos pensadores con respecto a Rousseau. En un trabajo brillante, Jason Neidleman muestra la actitud ambivalente del amante de Mme de Stäel. Por un lado, critica violentamente a Rousseau; por otro lado, no se atreve a poner en duda el dogma de la soberanía popular — universalmente atribuido al autor del Contrato social. Esta actitud es perfectamente entendible: estamos en plena "Era de las Revoluciones". Jean-Jacques Rousseau es un monstruo sagrado que ningún escritor "progresista" puede criticar sin correr riesgos. A comienzos del siglo XIX, la soberanía popular se ha convertido en un dogma irremplazable. La cultura política de Occidente ha cambiado. Nadie puede negar el triunfo del principio electivo atribuido al filósofo ginebrino. ¡Por eso Rousseau es intocable! Por eso Moreno le muestra un respeto "formal", aunque lo utiliza muy poco. En 1817, James Madison le explicará este mismo principio a John Adams en una carta memorable [ver]. El desafío consiste ahora en pensar el equilibrio político y la mikté sin mencionar diferentes estratos sociales. Madison propone una mezcla entre niveles de administración (federal y estatal); Volney imagina un "feliz equilibrio de fuerzas y acción"; La Fayette sueña con un équilibre de lumières. En cuanto a Moreno, su defensa del gobierno mixto está prolijamente depurada de cualquier referencia a términos arcaicos como "monarquía" y "aristocracia".

. Referencias. Jason A. Neidleman. The General Will is Citizenship. Inquiries into French Political Thought (New York: Rowner & Littlefield, 2001), Eugene Wait: "Mariano Moreno, Promoter of the Enlightenment", Hispanic American Historical Review, Vol.45, No.3, agosto de 1965. [SE RUEGA CITAR].
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